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  1. 030. Autor: Jorge Manrique
    Título: Poesías Completas. – {1470} [Madrid: Austral Poesía, 2009. 231 pp]. {Incluye introducción extensa, guía de lectura y documentación complementaria}
    Durante el siglo XV, en España se da un florecimiento de la poesía en la sociedad cortesana, dado que se suscribe este tipo de escritos a los hábitos más comunes de la nobleza. Cuando se abandona el gallego como lengua tradicional de la lírica, se empiezan a crear una serie de poéticas y técnicas líricas, que se distinguen al cortesano del trovador. Jorge Manrique se adhiere a este tipo de poesía y se convierte en el punto más alto de la escritura lírica de España a finales del medioevo (algunos ven en su poesía elementos claros de lo renacentista y lo humanista). Su poesía (49 poemas) se divide en tres grandes grupos: una poesía de tema amoroso, el cual retoma todos los elementos formales y temáticos típicos del medioevo tardío; una poesía burlesca, que escribe por las fiestas cortesanas; y su poema más famoso: las Coplas a la muerte de mi padre, de tema moralizante. A pesar de que su poesía es nobiliaria, Manrique utiliza un lenguaje sencillo, muy cercano a lo coloquial (evita el uso de palabras del latín o de complejas construcciones eruditas). Además es revolucionario en una serie de elementos que no se habían utilizado con anterioridad: el uso del nombre de la amada, poner el foco en la forma de expresión más que en el contenido, diálogos entre el enamorado y el amor.
    Las poesías amorosas de Manrique retoman variados géneros de la poesía amorosa: las invenciones, los motes, las preguntas, las canciones y las burlas. Todos estos poemas eran típicos de las fiestas cortesanas en las que Manrique participaba; un ejemplo de ello son las invenciones, las cuales eran creaciones poéticas que iban acompañadas por imágenes. El tema amoroso estaba atado a la idea del amor cortés: un sentimiento confuso y contradictorio que no se puede describir; y el amante es concebido como el sujeto que tiene una entrega incondicional a una dama inaccesible y que devuelve siempre heridas ante los requerimientos de amor. La única forma de salir de la confusión y la enfermedad que causa el amor, será a través de la muerte la cual (en estos primeros poemas amorosos) es liberadora y redentora. Algunos de estos poemas se salen de los temas netamente corteses y añaden variedad genérica a la poesía de Manrique: las burlas, las preguntas o las invenciones; a veces tratan temas jocosos o de divertimento, y siguen las reglas de lo que se recitaba en las fiestas cortesanas.
    Conceptualmente, el amor está construido a partir de contraposiciones o antítesis que demuestran los efectos y causas del amor, los cuales se enumeran, se exponen y se explican. Para ello Manrique utiliza las dos formas poéticas más usadas en su época: el decir y la canción. Estas dos formas permiten no solo la condensación de un concepto amoroso doble, sino que permite los juegos de palabras, las contradicciones y los dobles sentidos. El amor, entonces es concebido como una prisión y a la vez como una liberación; como un mandato religioso y como una enfermedad, como una cura y como una herida. El uso de las metáforas es otro de los elementos que caracterizan la poesía amorosa de Manrique: el uso de juegos de palabras de las batallas, prisiones y los castillos, son comunes en este tipo de poesía amorosa. Contrario al concepto clásico del amor, en Manrique no se busca el disfrute, sino estar en un estado en el cual no se espera recompensa alguna y la quietud es la norma básica del estar enamorado (un amor que no se corresponde).
    Además de los poemas amorosos, Manrique compuso las Coplas a la muerte de mi padre, la obra por la que el poeta español es más conocido. Esta obra está conformada por 40 coplas que conforman la que sería la última obra del poeta. Se estructuran en tres momentos claramente diferenciados: la consideración de la muerte de manera abstracta, la muerte como acontecer histórico y la muerte particular del padre. Este movimiento no solo marca un fluir del tiempo, sino una progresión en la emocionalidad del autor, en la construcción del poema y en paso de lo abstracto a lo concreto. La primera parte está narrada desde una primera persona que da un sermón ejemplarizante sobre la muerte, y sobre el paso del tiempo y de la vida. Los consejos se pueden rastrear en la tradición cristiana y los cantos litúrgicos. La segunda parte está marcada por el elemento retórico del “ubi sunt? y narra las muertes históricas de personajes conocidos. La tercera y última parte, está compuesta por dos momentos claros: el retrato del personaje y la escena dialogada con la muerte. En la primera parte Manrique exalta los valores de su padre en tres momentos de su vida (a los cuales hace referencias biográficas específicas) y, al hacerlo, muestra su inscripción en una organización feudal que está siendo amenazada por un nuevo orden capitalista. La segunda parte retoma la tradición del ars moriendi y crea una escena en la cual el padre dialoga con la muerte de manera amable y serena.
    Las coplas son una síntesis de la literatura tanatológica medieval (es a la vez un planto, hay personificación, diálogo fúnebre, danza macabra y ars moriendi). La forma en la que aparece la muerte es tranquila y amable, producto de los ars moriendi medievales, en los cuales se veía cómo el alma era salvada por Cristo y por los ángeles (de las garras de los demonios) y llevada al paraíso; así destierra el horror de lo macabro en el momento del tránsito. Entre todos estos elementos hay una serie de tópicos medievales que es posible señalar: el más importante el ubi sunt? En Manrique el ubi sunt? funciona en dos niveles contrapuestos pero iguales: como una pregunta que se repite (referida a lo constante) y al cambio constante en los nombres de los personajes nombrados (refiere a lo variable y lo mutable). La lista de personajes, están relacionadas con las danzas macabras las cuales hablaban de personajes históricos, alejados en el tiempo; Manrique hace un cambio y decide trabajar con personajes conocidos y cercanos. Después de la lista, Manrique incluye alusiones a lo sensitivo (olores, colores), lo que hace que todo cobre un sentido de proximidad, de inmediatez, de cercanía. Esto conlleva una reflexión no sobre lo que pasó, sino sobre lo que se va dejando.

    El tema permanente del poema es la idea que el ser humano solo vive para morir, y que los sujetos no deben preocuparse por todo lo que han construido en su vida terrena, sino en la bondad prometida de la vida con Dios. De esa forma, la muerte aparece como el elemento que iguala y nivela la existencia de todos los seres humanos; es inevitable, absoluta e indiscutible. La muerte sirve como eje para hablar de temas clásicos de la cultura medieval como la vanidad del mundo, la fugacidad de la vida, el paso del tiempo, la presencia constante de la muerte (memento moris). Es importante la forma en que la fama se incluye como tema central en la obra; Manrique habla de tres vidas en la persona: la terrenal, la de la fama y la eterna; si bien la fama es prolongada, se ve como un bien que es caduco y que tampoco puede vencer a la muerte. Esto se subraya al momento en que retoma personajes históricos para señalar cómo todo lo que han construido se desvanece con el tiempo; contrario a esto la exaltación al padre se da por acciones que lo llevarán al cielo, y estas acciones están atadas a la muerte de los moros y al exterminio de los paganos. Termina el poema con una aceptación calmada de la muerte, con el momento mismo en que el cuerpo pierde el alma y queda la memoria, no como fama sino como consuelo. 

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