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Autor: Hesíodo.
Título: Teogonía. – {S VII a.C.} [Barcelona: Edi-comunicación. 1995. 120
pp. (Incluye índice de nombres)]
Junto a Los trabajos y los días, es una de las pocas obras completas que se
conocen de Hesíodo. Escrita en el siglo VII a.C. se considera la obra que funda
la filosofía y una de las primeras que tratan una serie de temas que serán
fundamentales para el pensamiento occidental. Si bien La Teogonía es una obra posterior a la de Homero, conserva una gran
cantidad de elementos que la asemejan, entre ellos la invocación a las musas y
las relaciones dioses – hombres. Por otro lado, se diferencia de las epopeyas
en que ésta tiene un lenguaje dirigido a un público popular y rural; mientras
que en las epopeyas narra el mundo de las altas cortes y los reyes.
La
Teogonía narra la genealogía
de los dioses griegos, iniciando desde el Caos y terminando en la unión de los
dioses con los hombres. Para muchos, el interés de Hesíodo se centra en el
personaje de Zeus, de quien se cuenta no sólo su nacimiento, sino la lucha
contra los titanes y su posterior gobierno de paz y prosperidad. La
presentación de los dioses (incluso de Zeus), lejos de ser idealista está
enmarcada en una crítica, en la cual se pone en tela de juicio las decisiones
divinas y, por lo tanto, los medios utilizados por el hombre para ordenar el
mundo. El orden propuesto por Hesíodo, es el de un campo de batalla en el cual
hay una tendencia al orden natural del mundo. En esta batalla se contrapone la
oscuridad y el desorden de los dioses viejos contra la luz y el equilibrio de
los dioses nuevos.
Hay tres temas fundamentales
en La Teogonía: La verdad, los
orígenes/el caos, y el Eros.
El primero de los temas
imprescindibles de La Teogonía es La
Verdad. El texto de Hesíodo se considera como el texto precursor de la filosofía,
partiendo del punto de una teología que promulga una doctrina (se teologizan
los mitos de los dioses), pero se diferencia de la filosofía en el componente
mítico que esta tiene. Así, se da una explicación mítica a los hechos del mundo
real y moral de los hombres. No sólo explica la genealogía, sino que la conecta
con los problemas reales y muestra los dioses como “causas”, como explicaciones
metafísicas. Si la comparamos con los textos homéricos, notamos que tanto las
leyendas heroicas, como los mitos intentan la descripción de un pasado
considerado como verdad. Así en estos textos los dioses confluyen con la
actividad intelectual de corte subjetivo. El poeta actúa como un vehículo en el
caso de Homero, pero en Hesíodo hay un plus: la verdad aparece como elemento
constitutivo al momento en que las musas contraponen la ficción a la realidad: “Sabemos
decir muchas mentiras con apariencia de verdades; y sabemos, cuando queremos,
proclamar la verdad.” [VV. 26-28]. Hesíodo no sólo se incluye dentro de la
narración de manera activa, sino que propone contar la verdad de los dioses:
una imposibilidad al ser él un ser humano. Si las musas saben decir lo falso
con apariencia de verdad, y también la verdad; frente al mito de Homero que es
la falsedad, se contrapone la verdad, creando por primera vez la dicotomía
entre mitos y logos: Hesíodo narra la oposición entre el logos que se le
entrega y el “mitos” que se le prohíbe. Mientras en Homero la aparición de las
musas es para que le narren a él y a sus oyentes las historias que, de otro
modo, no podría contar (Catálogo de las naves), en Hesíodo no se fuerza a una
verosimilitud, sino que se apunta a una verdad que se quiere enseñar. No es
gratuito que Hesíodo recalque que las musas son hijas de Mnemosine (el recuerdo).
Sólo una divinidad puede manifestar la verdad, por ello el poeta subraya su
posición como pastor y su transformación a encuentro con las musas; lo que se
juega aquí es la posibilidad de poder contar una verdad y no una ficción.
(Historia/Filosofía vs Ficción).
El segundo gran tema en La Teogonía es el origen a partir del
caos. Para Hesíodo, incluso los dioses han tenido un origen: en su narración los
dioses no aparecen de la nada (no hay un “primero fue” bíblico), los dioses se
originan. La pregunta por el inicio primordial no se realiza, pero aparece como
posibilidad de lectura. No hay una sustancia primera y única, los dioses nacen
de “generación”: procreaciones, entrelazamientos, redes, causalidades. Esto es
lo que le permite a Hesíodo reducir su propuesta a un esquema generacional
(racional). Lo primero que hace Hesíodo es preguntarse cómo empezaron a existir
las deidades y la tierra; esto lo sitúa narrativamente en un presente en el
cual se marca un proceso (de causalidad) que inicia en los dioses y termina en
Hesíodo mismo. La respuesta esta pregunta estará dirigida hacia el “Caos”, como
aquello que siendo caótico, informe y primitivo, es lo más verdadero y real, entre
lo que está más allá de la historia. Así, Hesíodo plantea un inicio que se
dirige hacia lo informe, hacia lo salvaje y que culmina con el reino olímpico
del derecho de Zeus. Pero este inicio no es absoluto: también tuvo un origen
por el que no se pregunta. La segunda marca de la pregunta de Hesíodo está
dirigida a una sustancia, no a una acción (como en el caso bíblico), una
sustancia irrepresentable (por ello el “Caos” es gramaticalmente neutro). Cuando
se busca la forma en la cual aparece descrito el Caos, no es como un concepto
contrario al de orden, sino como una “abertura” o una hendidura entre el Cielo
y la Tierra: es una nada cualitativa que contiene en sí la posibilidad de serlo
todo. Esto significa que el caos señala una posibilidad del absoluto en el cual
hay una división sin rupturas ni claros: el orden perfecto. Esto subraya cómo
se convierte en teología la genealogía de los dioses: las explicaciones de las
cosas (el todo) se pregunta por la ordenada relación mutua e interdependiente,
de todo aquello que la compone. Los dioses, se convierten en sustancia y en
alma; en materialidad y espiritualidad; en poderes interiores y exteriores. De
esa forma, la totalidad está compuesta por dos ámbitos de realidad a los cuales
no tiene acceso. Hay que recordar que La
Teogonía termina justamente cuando aparecen los hombres (los cuales están
excluidos de ese todo).
El tercer y último elemento
a tener en cuenta es la aparición de Eros. Eros aparece en La Teogonía como uno de los primeros dioses. Su representación es
la del “amor cósmico”. Eros es el personaje que permite la unión inicial entre
el Cielo y la Tierra, la cual inicia el proceso de las procreaciones y
existencia de los dioses. Así, si bien Zeus es el centro del poder de la fe y fin
en el cual se instaura el orden olímpico; eros, o el amor cósmico (que no es
idéntico al eros hijo de afrodita) se convierte en el centro del poder
teológico de Hesíodo. Al partir del Cielo y de la Tierra, podemos ver que busca
siempre un principio que tenga como cimiento el orden natural. El Eros es
justamente la fuerza que permite la unión entre los hombres y los dioses. El
amor cósmico que une a los dioses se puede representar de la misma manera para
los hombres. Tierra y Eros son poderes superiores que ni la mirada ni el alma
pueden dominar. El Eros se conforma como el vínculo verificable del poder de lo
divino, de aquello que aparece como la última polea que los convierte en puente
entre lo que está bajo su poder (lo natural) y aquello que está por encima de
ellos: lo divino (la contraposición entre lo cotidiano diario y aquello que no
es empírico).
Algunos de los elementos a
tener en cuenta al momento de analizar La
Teogonía.
Zeus es el tercer hijo que
viene de una lucha contra su padre. Primero está Cielo después Cronos y por
último Zeus. La estructura se repite subrayando una culpa con la cual se gana
la vida, pero por la cual se pierde el poder (y la vida). // Ya en la época de
Hesíodo, la aparición de los Hoplitas (los soldados profesionales) marcó el
final del héroe de guerra. Así las construcciones poéticas ya están dirigidas a
otro tipo de público (rural) en donde defiende la justicia y el trabajo como elementos
sociales importantes. // Hay una importante alusión a Hécate de 41 versos (411
a 452). Es honrada por Zeus y sobresale porque quienes la invocan son los hombres
del campo en el día a día para arreglar sus problemas. (Juegos, ganado, crianza,
combate) //Hay un importante espacio para la historia de Prometeo, que cuenta
con detalle el robo del fuego, el castigo del buitre y la posterior aparición
de la mujer como calamidad para los hombres. // La lucha entre dioses y
Titanes, la ganan los dioses gracias a los Centímanos. // Los Titanes son
vencidos pero siguen existiendo como temor de los dioses. // Hay un espacio
importante para la aparición de Tifón, un dios que arranca los tendones a Zeus
(los cuales son recuperados por Hermes) le gana en una batalla, pero después
pierde y es confinado en el Etna.
Resumen:
- Aparición/invocación de
las Musas de Heliconia. - Aparición/invocación de las musas Olímpicas. - Las
musas y sus acciones entre los hombres. - Programa de La Teogonía. - Cosmogonía (aparición del cosmos). – Hijos de Gea y
Urano. – Castración de Urano. Origen de Afrodita. – Hijos de Noche y Eris. –
Hijos del Ponto. – Catálogo de las Nereidas. – Descendientes de Ceto y Forcis. –
Hijos de Tetis y Océano. – Hijos de Tea e Hiperión. – Hijos de Cría y Euribia. –
Hijos de Febe y Ceos. – Desde Himno a Hécate. – Hijos de Rea y Cronos. – Hijos de
Japeto y Clímene. – Mito de Prometeo, creación de la mujer. – Titanomaquia. –
Nacimiento de Tifón. – Tifonomaquia. – Hijos de Tifón. – Hijos de Zeus con las
diosas. - Hijos de Anfítrite con Posidon y de Afrodita con Ares. – Otros hijos
de Zeus. – Matrimonios entre dioses. – Catálogo de héroes. – Proemio al
catálogo de heroínas.
-Jaeger, Werner. “Teología pensadores
griegos” en Teología de los 1os filósofos
griegos. México: FCE, 1997. (p7-23)
-Gigon, Olof. “Hesiodo” en Los orígenes de la filosofía griega. Madrid:
Editorial Gredos, 1971. (p13-44)