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    Autor: Aristófanes.
    Aristófanes es el iniciador de la comedia en Grecia, y además es uno de los más importantes cómicos de la antigüedad. No sólo fundó lo que conoce como la comedia política, sino que la desarrolló hasta agotarla. Posterior a las comedias de Aristófanes, la comedia política llega a su fin dada el cambio en el interés de una sociedad menos politizada y con unos valores más cercanos a lo burgués y lo moderno. Después de su trabajo teatral, la comedia se transforma inclinándose más a las formas y estructuras utilizadas por autores como Plauto. La comedia política de Aristófanes es llamada así porque se relaciona de manera directa con las preocupaciones de la “polis”, poniendo un énfasis especial en el papel de la democracia y la política en la vida diaria de los atenienses.
    Para comprender comedias como Las Ranas y Lisístrata, es imprescindible entender la vida de Aristófanes y el contexto que tuvo que vivir. La obra Las Ranas, representada en 405 a.C. es posterior a Lisístrata (411 a.C.) en la cual hay un claro alegato por la paz y en donde se buscaba una solución pacífica a la guerra civil que vivía en el momento y estaba a favor de la solución pacífica de la guerra del Peloponeso. Pero entre 411 a.C. y 409 a.C. ocurre la rebelión de los demócratas extremistas, los cuales insisten en una guerra con Esparta y toman decisiones en contra de la libertad, como la condena y el asesinato de los héroes que triunfaron en la batalla de Arginusas. Cuando se presenta Las Ranas faltaría solo un año para el fin de la guerra del Peloponeso (que se da en 404 a.C.); es decir, ya nos encontramos al final de esa guerra y Aristófanes observa una falta de grandes políticos y pensadores en Atenas. Así, frente al problema que representaba la política y la guerra en Atenas, Aristófanes se inscribe en el bando moderado y pacifista; razón por la cual se burla constantemente de Cleofonte (el mayor promotor de la guerra contra Esparta) y hace varias alusiones a las acciones de los extremistas demócratas de Grecia y sus decisiones arbitrarias. Para el momento en que se representó Las Ranas, cabe aclarar que los poetas cómicos aún tenían una libertad de palabra que les permitía hablar de sus opiniones y creencias. Es por esta razón que Aristófanes puede solicitar un cambio en la política al reemplazar a Cleofonte por alguien “honesto” (ejemplo: alusión a Termámenes v. 542; a Cleofonte v. 678).

    (*) Título: Las Ranas. – {405 a.C.} [Madrid: Cátedra. 1995. pp 115-201. (en: Las Nubes, Las ranas, Pluto)]
    Al igual que las comedias clásicas, Las Ranas está llena de referencias escatológicas, chistes sexuales y referencias a asuntos personales o familiares de los funcionarios políticos reconocidos. Sin embargo, Aristófanes se esfuerza en el trabajo de la parábasis (momento en que el coro se dirige directamente al público) para hablar de la política, en éste aparecen tanto ranas, como los iniciados. El momento de la parábasis, que finaliza con  la solicitud del voto a los jueces, es uno de los momentos centrales en Aristófanes, dado que se convierte en el espacio en el cual se centra la temática y se cohesionan todos los elementos de la comedia. A pesar de esto Las Ranas no es una comedia que tenga una estructura fija: si bien la comedia estaba marcada por un héroe cómico, de fácil identificación con el público; aquí aparece Dionisio, acompañado de Jantias. Se podría decir que Aristófanes innova con la aparición de una dupla de héroes cómicos que le permiten plasticidad en los diálogos.
    En esta comedia de Aristófanes, Dionisio baja al Hades (catábasis) para salvar a Atenas llevando de nuevo al mundo al que considera el mejor poeta: Eurípides. Sin embargo, tras una serie de acciones cómicas ocurre un enfrentamiento poético entre Esquilo y Eurípides, el cual es ganado por Esquilo (es el gran triunfador, quien merece el ascenso). Es posible entonces entender esta obra a partir de tres acciones básicas: el descenso a los infiernos, el intercambio de papeles (disfraces) entre Dionisio y Jantias y el certamen literario. El intercambio es visto por algunos autores como una de las innovaciones más interesantes de Aristófanes, dado que se replicará en obras a lo largo del teatro: Plauto, Shakespeare o Pirandello, utilizarán este cambio para hacer posteriormente comedias de errores. De esta estructura podemos concluir que dos temas son los principales en esta obra de Aristófanes: la educación junto a la vida intelectual de Atenas; y la democracia y la política.
    La educación y la vida intelectual de Atenas. La comedia clásica se caracterizaba por el enfrentamiento de dos puntos de vista, los cuales se contraponían para dar un consejo a los espectadores, este enfrentamiento (agôn) era un debate entre dos adversarios con argumentos y contrargumentos. Por lo general, el triunfo siempre era obtenido por quien representara los valores antiguos de nobleza; la idea en esta comedia es borrar los vicios del presente, cosa que permitiría el retorno a un estado mítico de virtud. Por esta razón, a pesar de la predilección que siempre tuvo Aristófanes para Eurípides, quien triunfa en la obra es Esquilo: representante de los viejos valores de la aristocracia antigua. Ya la idea de recuperar a un poeta como aquel que puede cambiar las políticas de Atenas, señala también un asunto particular: la importancia de los poetas en la vida social y política de Grecia. Vale la pena considerar que esta obra se escribió un poco más de veinte años antes de que Platón expulsara a los poetas de su república ideal, lo cual indica la importancia que tenían los poetas para la educación del pueblo. Este agôn se conoce como el primer acercamiento a una crítica literaria, dado que si bien los dos personajes principales utilizan su conocimiento del otro para hacer anotaciones tanto temáticas como textuales de las obras trágicas de cada uno de ellos; es posible ver cómo el mismo Aristófanes debe leer con una perspectiva diferente los textos para poder realizarlo de manera coherente. Así la confrontación es simbólica: se enfrenta lo antiguo contra lo nuevo (política), Esquilo contra Eurípides (plano argumental) y la tragedia contra la comedia (plano escritural). Esta contraposición se basa en una importante ironía: quien cree que un poeta trágico puede rescatar a Grecia es un poeta cómico. Así la lectura de Las Ranas, debe hacerse a contrapelo: el pasado mítico salva un presente político que sólo puede ser enunciado en la comedia. Si bien lo trágico se argumentaba a partir de leyendas míticas de hombres y dioses, a la comedia le es permitido inventar o adaptar a partir del pasado o del presente. Este entrecruzamiento entre los dos tipos de escritura, hace pensar a Gerard Gennette que Las Ranas es el primer ejercicio de “metatexto” en la literatura. Esta metatextualidad la caracteriza Genette por no ser directa, sino aludida (como efecto colateral); dado que las referencias no se hacen sobre lo que cuentan las obras de Esquilo y Eurípides, sino sobre las formas de narrar; de ahí que sea tan importante el lenguaje figurado de esta comedia.
    Varios son los elementos importantes que se desarrollan en el agôn. Los dos poetas hacen acusaciones mutuas, observando la forma en la cual cada uno de los textos está construido, así al observar el “cómo”, se puede esquematizar la propuesta crítica. Esquilo es reprochado por realizar héroes cojos, promover el incesto, utilizar palabras difíciles y rimbombantes o mantener la atención del espectador por medio de la inacción. De Eurípides se critica su lenguaje rústico, la falta de sutileza, la no-contención del lenguaje. Esquilo ve a Eurípides como un autor que ha adelgazado la tragedia al incluir diálogos comunes y charlas cotidianas, critica que hace hablar a todos los personajes sin distingo de rango social. De estas críticas se desprende una importante visión del arte: los poetas tienen la obligación de “enseñar” a hacer mejores a los hombres: para Esquilo (apoyado en Homero y Hesíodo), es necesario enseñar los antiguos valores de los nobles (a los cuales Eurípides ha convertido en detestables); en su lugar, Esquilo hace que los hombres quieran ser héroes, que deseen vencer al enemigo. El poeta, para Esquilo, debe ocultar lo perverso, no presentarlo, debe enseñar lo honorable, la riqueza, la nobleza, utilizar un leguaje alto y refinado. De todo el enfrentamiento se puede concluir que uno de ellos se presenta como sabio, el otro como mero entretenimiento. Así, la elección final de Esquilo se puede entender de esta dicotomía presentada en el agôn: en un momento de álgidos problemas militares y éticos, lo mejor es tomar como representante a un poeta que exalte lo heroico y el pasado mítico sobre la cotidianidad y la política del presente. El mismo Aristófanes, como poeta, está interesado en subrayar esa característica educativa del poeta que ya empieza a verse criticada y amenazada el papel del poeta por la aparición del filósofo, crítica que culminará con la propuesta del Platón descrita en diálogos como Ion o en algunos capítulos de República (2, 3 o 10).
    Democracia y la política. Para autores como A. M. Bowie, es posible leer Las Ranas tomando como clave las referencias realizadas a los misterios de Eleusis. Los iniciados a los misterios de Eleusis son uno de los coros que aparecen en la obra (el otro es las ranas), los que da pautas para entender la alegoría con los problemas políticos de Atenas. Los iniciados se caracterizan por una serie de inclusiones y exclusiones que normativizan quién puede ser un iniciado y quién no. Ante una guerra, es difícil saber bien quién ha matado un hombre (acción que excluye) o quién se ha mantenido limpio. Es este momento cuando Aristófanes aprovecha para realizar críticas dirigidas a la guerra civil, a la corrupción política y comercial y a los que atentan contra los poetas (v.353-372). En realidad la existencia de un esclavo como Jantias propone un diálogo entre quienes pueden pertenecer a la ciudad y quiénes no. Tomando la analogía entre Dionisio y Jantia como la de amo (político) y esclavo; es posible ver que el amo se comporta de manera cobarde mientras el  esclavo nuca es recompensado por su trabajo. Esta referencia a los héroes de Arginusas es desarrollada cuando se propone el cambio constante de vestidos, haciendo que el amo y el esclavo cuestionen el papel que cumplen en la sociedad Ateniense. Ante la propuesta realizada al final de la guerra del Peloponeso de que los esclavos serían liberados si luchaban, también se ironiza sobre la calidad del ciudadano que cada uno de ellos tiene. De otro lado, para Bowie la estructura de Las Ranas  es la misma estructura de los misterios de Eleusis, tomando como ejemplo elementos como la oscuridad del lenguaje de Esquilo el cual es paralelo con los mitos iniciáticos de los misterios de Eleusis, en contra de un lenguaje más común como el de Eurípides.
    Otros elementos relevantes presentes en Las Ranas es la aparición de animales que hablan (elemento que se retoma en las fábulas); la inclusión del tema religioso al momento en que se incluye a Dionisio y se hacen referencias a las fiestas del nacimiento de la comedia con los misterios de Eleusis, las fiestas dionisíacas y órficas (la ópera cómica); la novedad de Aristófanes de pensar en un actor por cada personaje; y la acción efectiva de los coros en el desarrollo de la trama.
    - Bowie, A.M. “Frogs and politics”, en: Aristophanes. Myth, ritual and comedy. Cambridge: Cambridge University Press 1996. (pp 228-253)
    - Rodríguez Adrados, Francisco & Juan Rodríguez Somolinos. “Introducción” & “Estudio preliminar” en Las Nubes, Las ranas, Pluto. Madrid: Cátedra. 1995.
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    (**) Título: Lisístrata. – {411 a.C.} [Madrid: Cátedra. 2004. pp 249-310 (en: Avispas, Paz, Las Aves, Lisístrata)]
    Lisístrata narra la acción de un grupo de mujeres de Grecia que, comandadas por el personaje central Lisístrata (“la que disuelve los ejércitos”), intenta terminar la guerra entre Atenas y Esparta por medio de dos acciones: una política y una doméstica. La primera es la toma del palacio de Atenea y por lo tanto del dinero que circula en la polis; el segundo es negarse a tener relaciones sexuales con los hombres hasta que la guerra haya terminado. Si bien es Lisístrata quien tiene la idea, en esta participan mujeres de toda Grecia (Atenas, Esparta, Tebas y Corinto). En medio de las disputas por esta decisión, aparecen los contrapuestos propios de la comedia de Aristófanes. A las mujeres que se toman el templo (las ancianas) se contrapone un grupo de ancianos que, por medio de la fuerza las intentan sacar. Por su lado, las mujeres que deciden el celibato se enfrentan a una dualidad entre los deseos del logos y el de la sexualidad. Después de una serie de enfrentamientos y desencuentros, Lisístrata reúne a los hombres que se encuentran en la guerra y enloquecidos por una mujer hermosa y de bellas proporciones llamada “reconciliación”, deciden terminar la guerra. Entre las historias secundarias que vale la pena subrayar está la de Mirrina y Cinesias (esposo) quienes tienen un diálogo en el cual se develan los cambios de rol de género y de la indecisión de Mirrina entre mantenerse fiel a su promesa a Lisístrata o yacer con su esposo.
    Lisístrata, al ser escrita en el año 411 a.c., se puede enmarcar como una obra contemporánea a la guerra entre espartanos y atenienses la cual se dio en el 415 a.c. Vista desde este lugar, la obra se ha comprendido como una queja de Aristófanes ante las consecuencias de la guerra y las penas que tienen que pasar quienes se quedan en la patria. Un ejemplo de esto se ve claramente en Las Ranas, en el cual hay una serie de alusiones a la imposibilidad de realizar los ritos sagrados, como el viaje a Eleusis el cual realizban los atenienses una vez cada año. Así como en otras comedias de Aristófanes, aquí aparecen también una serie de tipos cómicos los cuales permiten la creación de los personajes. En este caso, el tópico cómico que maneja Aristófanes es la mirada hacia la mujer como un sujeto lleno de lascivia y amiga del vino. Esta característica da una contradicción en la obra, dado que se utiliza este tipo y al mismo tiempo se defienden los derechos de la mujer y su papel en la política y las decisiones importantes de las polis. Esta obra ha sido analizada principalmente desde dos (o tres) lecturas: primero como un manifiesto por la paz y una queja ante los rigores que causa la guerra en los familiares de quienes luchan; segundo, como una obra de reinvindicación de las mujeres y el importante papel que juegan en la construcción de la cultura, la política  y las tradiciones de las ciudades y, por último, algunos la leen como una posibilidad utópica que se alza en contra del caos reinante en la guerra del momento.
    La mujer como sujeto social de la polis. Si bien Aristófanes muestra a la mujer a partir de los tópicos del vino y la lascivia, también presenta una serie de quejas en contra de las formas culturales de Grecia en las que se desplaza la mujer de los espacios de lo público y se la confina en lo privado. Así, la primera crítica de Aristófanes hacia el rol que se da a las mujeres en Grecia, es la imagen de sujetos que no tienen actos de auto-determinación, que no tienen representación política y anota cómo los viejos sabios acogen la idea de que una mujer en el poder se ve como algo anormal. Por ello ya desde la parábasis Aristófanes ubica a las mujeres como sujetos que piden el derecho de usar palabras útiles.; desde ese lugar, la obra se arma en la contradicción de la visión masculina de la mujer y un ideal de mujer fuerte y activa.
    Tal como se comentó, en Lisístrata la guerra fuerza a las mujeres a declarar la guerra a los viejos valores para conseguir la paz. Rehuir al sexo hace que estas jóvenes subviertan la normalidad en la cual el matrimonio es la meta de la vida de una mujer; así como la guerra es la meta en la vida de un hombre. Así, esta obra propone un cambio en los rituales tanto de los espacios de poder públicos como en los espacios más pequeños de la vida cotidiana, en los cuales se reversan los roles de género. Un ejemplo de esto es el personaje de Cinesias quien, ante la salida de su esposa de casa dado que se encierra con Lisístrata para cumplir su promesa, debe quedarse a cuidar a su hijo sin saber muy bien cómo hacerlo. Otro caso es la prohibición a los hombres para tener acceso al centro de la ciudad, lugar sagrado desde el cual no sólo se toman decisiones políticas y se hacen ritos a los dioses; sino que se conservan los dineros del gasto público de toda la polis. Sin embargo esta imagen de las mujeres resulta ambivalente, dado que tienen una personalidad masculinizada a la forma en la que se presentan a las “amazonas” (con quienes se hace una serie de comparaciones) pero con su método para lograr su fin de (la restauración de la paz) no se hace por medio de la fuerza, sino del logos.
    Los hombres, que se han alejado de la ciudad a causa de la guerra, dejan su lugar a un grupo de viejos a quienes las mujeres quitan el poder. Esta situación que se observa como anómala, es decir: la ausencia de un grupo que ostente el poder político, posibilita la anormalidad de la solución dada por las mujeres. Es decir, hay una disrupción en ambos sentidos: en el de la esfera cívica política y en la esfera doméstica. Con la aparición final de un personaje como “Restaruración”, lo que se restaura es el control masculino en las dos áreas el de la sexualidad y en el de la política. La mujer vuelve a ser pasiva y silenciosa: se aboga, irónicamente, por un regreso a la normalidad en el cual la mujer pierde sus derechos.
    Finalmente, otro de los elementos a resaltar es el papel del manejo del dinero en la polis. La comparación entre la economía del hogar y el manejo de los recursos públicos plantea un traslado en el papel que las mujeres pueden llegar a cumplir en la polis. Esto permite presentar un desplazamiento en las tareas que cumplen en la construcción de lo social y muestra que la acción práctica de las mujeres en los espacios de lo privado es trasladable a lo público.
    Eros y logos: contradicciones y similitudes. La aparición de Eros en Lisístrata tiene un sentido trascendente: logra desplazar los intereses de la belleza física desde lo sexual hacia lo político. En ese sentido, Eros se convierte en una fuerza que toma lugar dentro de las decisiones de la polis. Esta visión deja de lado la lectura netamente feminista y retoma la importancia de los costos de la guerra y sus consecuencias. Las restricciones legales a la participación femenina en política están atados así a los deberes como esposa que consumen todo su quehacer diario. Mientras los esposos se dedican a la guerra, el espacio dejado por ellos debe ser llenado por las mujeres que, si bien realizan todas las tareas de los ausentes, no se les permite tener una decisión política ni sobre las rentas. Esto permite observar los estragos de la guerra desde otro lugar: el de las esposas que se quedan en las tareas de crianza. Así, por medio de esta obra, la mujer transforma aquello que se ha visto como una femineidad vulnerable (la casa, la sexualidad, la crianza) en algo puro y noble: la sexualidad deja de ser pasiva y se convierte en un accionar político. Un caso de esto se puede observar cuando en toda la obra el personaje de Lisístrata es el único que hace una observación explícita sexual, apuntando a la ausencia de los hombres que han dejado de cumplir sus deberes como padres, y como amantes. Por lo tanto se resaltan dos cualidades femeninas: aparecen como seres que pueden al mismo tiempo ser eróticos e intelectuales; en esta exaltación aparece en la obra uno de los opuestos que se han desbalanceado: cuando el amor (las emociones) es totalmente racional puede controlar los impulsos sexuales y físicos.
    Si tomamos esta dualidad como eje de análisis, es posible ver que cuando las mujeres niegan a los hombres la entrada a los espacios públicos y privados los cuales sustentan su papel en la polis, niegan también un logos que los ha llevado a las guerras. Así, el logos como el elemento que dirige la política de la polis deja de pertenecerle a los viejos sabios (que se basan en ideas abstractas y anticuadas) y se convierte en un logos práctico. Hegel ve obras como Lisístrata como voces en las cuales se puede vislumbrar cómo en comunidades como la griega la libertad llega a la conciencia sin necesidad que esa conciencia se corresponda con necesariamente con el mundo real. Al finalizar, se plantea en la obra una posibilidad de éxtasis futuro, una especie de utopía en la cual la autonomía y los sujetos libres de miedos, pueden llegar a una coincidencia entre el corazón y la mente. Esto se confirma con la expresión del corifeo de viejas que gritan “soy libre”.
    Lisístrata se arma como una obra en la cual hay una contraposición constante entre dos grupos (viejas costumbres/nuevas costumbres) la cual aparece como una lucha entre un logos que puede ser superior a lo emocional (las mujeres, el agua), contra una emotividad que puede llevar a la violencia desmedida, a la guerra y a la muerte (los viejos, el fuego). Este estado de anormalidad que plantean las mujeres se da al momento en que se produce una trasgresión a los límites permitidos, a los límites culturales. Para el grupo de viejos, esta anormalidad causa una serie de seres monstruosos o que colindan con lo animal; por ello los hombres tratan de quitar a las mujeres su característica humana (en sus referencias las animalizan y las vuelven monstruos). Pero a pesar de esa transformación del cuerpo femenino-monstruo por parte de los viejos, el autor describe un cuerpo erótico el cual, si bien no está libre de los lazos sociales y políticos, dado que no intenta derribar los cimientos de la sociedad griega, intenta reformar ciertos aspectos que permitan un futuro de unión.
    La presencia constante el vino y de las celebraciones, hace que Dionisio esté presente constantemente. Al finalizar es claro con la aparición de “reconciliación” que se logra igualar a los hombres dejando ver sus debilidades y poniendo en primer plano lo sexual-natural, sobre el logos o las ideologías políticas: es el deseo sexual el que guía las negociaciones, manteniendo la unión entre lo político y lo erótico. Cuando esto se produce, un eros individual y un logos político aparecen como indistinguibles.

    -        Freydberg, Bernard. “Lysistrata” en: Philiosophy and Comedy. Bloomington: Indiana University Press. 2008.

    -        Bowie, A.M. “Lysistrata”, en: Aristophanes. Myth, ritual and comedy. Cambridge: Cambridge University Press 1996. (pp 178-205)