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  1. 022. Autor: Báidaba (y Abdalah Ibn Almokaffa).
    Título: Calila y Dimna. – {1251 (traducción)} [Bogotá: Editorial Panamericana, 2014. 302 pp]. {Incluye introducción, biografía del traductor, prólogo y presentación}
    Es conocido inicialmente como el Panchatantra (cinco tratados), texto de tradición hindú escrito en sánscrito el año 300 d.C. (algunos sitúan algunos apartados desde dos mil años a.C.). Es tan solo en el siglo VI cuando se data la construcción definitiva de este escrito con el nombre de Panchatantra. Este texto se tradujo posteriormente a varios idiomas como el sirio y el árabe; y muchas de sus historias son adaptadas a diferentes culturas. Es uno de los primeros textos en el cual se solidifica la fórmula de la fábula que se había iniciado en Egipto y que desde este texto es retomada por otras tradiciones como la griega (Esopo). Su consagración definitiva se dio gracias a la traducción que en el siglo VIII (724 d.C.) hizo al persa Abdalah Ibn Almokaffa. Esta traducción es la que se conoce actualmente de esta obra, y se considera al traductor como un co-autor de Calila y Dimna. Dado que se perdieron los manuscritos originales, no es claro cuáles fueron los apartes que se modificaron o se aumentaron por parte del traductor. Esta versión del sabio persa fue la que se tradujo a diversas lenguas y fue la que Alfonso X (el Sabio) hizo traducir al español en el año 1251. La fecha de traducción al español es importante, porque fue gracias a esta traducción que la obra tuvo un despliegue en la cultura europea. Al ser una obra que mezcla elementos del realismo, de la fantasía y con un alto tono didáctico (transmiten un saber); es la fundadora de una fuerte corriente de literatura que busca educar, enseñar y divertir a los gobernantes, dando consejos acerca del cómo gobernar. Este libro se convertiría en la base para la construcción de textos como El Conde Lucanor o El libro del buen amor.
    Es el primer libro de los llamados sapienciales o de educación de príncipes; esto es: libros en los cuales se buscaba que los príncipes encontraran historias que tuvieran una moraleja en la cual se les enseñara a gobernar de la mejor manera. La estructura general del libro es una serie de preguntas que el soberano hace a un filósofo, el cual le contesta con historias que contienen una serie larga de enseñanzas y consejos. Las historias o los ejemplos en este caso son protagonizados por animales que representan o simbolizan diferentes actitudes de los reyes o gobernantes. Los libros sapienciales orientales fueron muy conocidos en España por dos razones: primero fueron elementos de cohesión social para la convivencia de cristianos y árabes; por otro lado, fueron la base para el desarrollo de la didáctica cristiana que serviría en los monasterios para la educación de clérigos, príncipes y nobles.
    En la versión directa, aparece un prólogo, la presentación que hizo Abdalah Ibn Almokaffa al libro y catorce libros en los cuales están narradas las historias de fábulas. En el prólogo se describe la misión del libro, y la razón por la cual el rey busca este libro: encontrar la razón y la lógica como base de todo; la inteligencia (dada por el estudio) es el elemento primordial de un buen gobernante. La historia que se cuenta en la introducción de cómo se escribió el libro, es la del tirano Dabshalím, quien es soberbio y ambicioso; por otra parte, está el filósofo Báidaba quien es sabio y comprensivo. El filósofo quiere aconsejar prudencia al rey, pero este, en un acceso de ira lo manda a la prisión. Tiempo después el tirano quiere que los sabios le resuelvan un problema sobre el movimiento de los astros, ningún sabio puede resolver el problema y todos le aconsejan que le pregunte a Báidaba, quien lo resuelve fácilmente. Ante esta muestra de sabiduría el rey se transforma y le pide a filósofo que escriba un libro en el cual se cuente de las normas que debe tener un gobernante para tener buen gobierno. Así Báidaba escribe Calila y Dimna y se convierte en un tesoro resguardado para el reino.
    Al inicio de cada libro, aparece el rey Dabshalím quien le pide al filósofo que le cuente la historia de [varios temas], lo que hace que todo el libro se enmarque en esta historia de conversación entre el rey y el filósofo; esto muestra cómo el rey está dispuesto a escuchar al filósofo y quiere llegar al saber. Además de servir como marco de composición, los personajes no avanzan ni se desarrollan, sino que hablan y escuchan (esto no pasa en libros posteriores como El conde Lucanor). Contrario a otras compilaciones de cuentos, aquí el amor no es un tema relevante. Estos relatos permiten entender muy bien la forma organizativa del feudalismo, en el cual el vasallo debe obedecer a su rey, aconsejarlo bien, nunca traicionarlo y buscar un bien común y no el personal. Las normas de conducta que el libro trabaja se pueden sintetizar en dos grandes consejos: conocer el prójimo realmente (dado que siempre oculta algo) y la mesura en la persona que debe tomar decisiones de manera lógica y mesurada.
    Argumento:
    (Prólogo) Escrito supuestamente por Buzuryumhar en el siglo VI para la traducción persa, cuenta la historia de cómo el libro de Calila y Dimna fue leído por el rey de Persia Anuchirwán quien encomienda a Barzuwaih encontrar el libro. El rey persa se entera de la existencia del libro y le pide al hombre más sabio de su corte que lo consiga a como dé lugar; le da dinero suficiente para que cumpla su cometido. Barzuwaih viaja a la India y esconde su cometido real y les dice que quiere conocer la cultura. Se hace amigo de Adawaih, consejero del rey a quien, al final, se revela su verdadero cometido. Adawaih le reclama por su hipocresía pero exalta su tenacidad. Adawaih exalta sus cualidades y le dice que le ayudará a conseguir su objetivo, porque lo une a él la amistad. Al ser el bibliotecario del rey, lo acoge ayuda y explica el contenido del libro. Barzuwaih vuelve a Persia y muestra el resultado del libro. Lo que más sorprende es la forma novedosa en que las enseñanzas eran narradas por animales. El rey ofrece a Barzuwaih riquezas, pero él las rechaza y solo pide que sea Buzuryumhar quien lo clasifique, divida, catalogue y escriba el prólogo (que es el que se está leyendo). Al final hay una apología del “imperio de la razón”.
    (Presentación) Escrito por Abdalah Ibn Almokaffa para la traducción que hizo del persa al árabe en 752 d.C. En este texto, el traductor explica la razón de ser del texto: enseñar y no solamente leer las historias como si se tratara de historias que no tienen una lógica o una enseñanza. Para explicar cómo debe ser leído este libro el traductor añade una serie de historias que, a la manera del Calila y Dimna, dan consejos de lectura. Algunas de estas historias buscan que: el lector no solo lea y conozca, sino que medite sobre lo que lee; busque los significados ocultos del libro; el lector ponga en práctica lo leído; imponga una serie de culturas y disciplinas de aquello que ha leído; no solo ayude a los otros sino que plantee el conocimiento dentro de una comunidad; el lector no se apegue a lo material; etc. En otras palabras, recalca el carácter filosófico de este texto.
    (Libro 1: Calila y Dimna; el león y el buey) El caso de dos amigos a quien desune el mentiroso. Es la historia más larga del libro (la que le pondré más énfasis). Un hombre da por muerto a un buey, quien se recupera en un lugar de bienestar. El buey (llamado Chátraba) empieza a bramar y ese ruido asusta al rey León quien se imagina que quien produce ese sonido es un monstruo gigante que le puede quitar su reino. En ese momento, dos hermanos chacales: Calila y Dimna, discuten sobre su deber de aconsejar al rey: mientras Calila teme hacer algo que esté por fuera de sus posibilidades, Dimna se atreve. Dimna aparece ante el rey dando consejos sabios y el rey lo llama a su lado como consejero. El rey comenta a Dimna que teme al buey por su voz, el chacal le dice que irá a ver al animal para confirmar o negar sus temores (el rey desconfía de Dimna). Después de aclarar los inconvenientes, el buey y el león se convierten en los mejores amigos; ante esto Dimna es excluido como consejero (porque ya tiene como consejero al buey), así que Dimna planea matar al buey aduciendo que es perjudicial para el saber del león. El plan de Dimna empieza con un consejo que le da al León, al decirle que Chátraba quiere su poder, y le aconseja matarlo. Para notar si está en lo cierto, señala actitudes extrañas en el buey como marca de que sus palabras son ciertas. Después Dimna habla con el buey y lo convence de que el León quiere matarlo y comérselo; para convencerlo de esto, le dice que debe notar cuando hablen conductas extrañas en el León. En el encuentro entre Chátraba y el León, se produce una disputa en la cual el León termina matando al buey. El León al darse cuenta de lo que ha hecho se lamenta y duda de las palabras de Dimna. Todos en la región creen que Dimna fue el que tramó todo y empiezan a desconfiar de él. Calila reprende a Dimna por su actuar, y le dice que lo que ha hecho es perverso. El León, arrepentido, investiga las cosas y descubre lo que Dimna ha tramado, así que decide matarlo.
    La segunda parte de este libro cuenta la forma como el rey se dio cuenta que Dimna lo engañó. La historia inicia cuando un león amigo de rey escucha la conversación en la cual Calila reprende a Dimna. Preocupado, le cuenta lo acontecido a la madre del rey, pero le pide que mantenga el secreto a salvo. Aconsejado por su madre, el rey empieza a hacer un juicio al chacal. Al mantener el secreto es claro que no hay un testigo que pueda testificar en contra de Dimna. El chacal da una serie de argumentos muy buenos sobre el porqué no se lo puede acusar y defiende a toda costa su inocencia. La madre del león se debate entre la preocupación de contar o no el secreto. En esta investigación se debate sobre los conceptos de amistad, secreto, justicia, inocencia y castigo. En medio de este juicio Calila visita a Dimna y lo reprende de nuevo por su accionar (una pantera, que está en la celda contigua escucha toda la discusión); al salir y darse cuenta del accionar de su hermano Calila muere de pena moral. Aparece el cerdo quien habla de que los criminales se los puede juzgar por su apariencia física (argumento que destroza Dimna). Al final, desesperados por los buenos argumentos de Dimna, el león accede a contar su secreto, al cual se aumenta la confesión de la pantera quien ha escuchado el diálogo entre Calila y Dimna. Ante esto, el rey decide encerrar a Dimna en la cárcel donde finalmente muere de hambre. Esta historia está llena de relatos enmarcados en los cuales se dan consejos al gobernante para que gobierne bien.
    (Libro 2: El cuervo, la paloma acollarada, el ratón, la tortuga y el venado) Los amigos que unidos por el afecto que se asisten en las dificultades. Narra la historia de los cuatro amigos que se ayudan. Primero el cuervo aconseja a las palomas para que unidas vuelen y se libren de una red de un cazador. Después el ratón roe las cuerdas y las libera. Después de hacerse muy amigos, el cuervo y el ratón se mudan a la casa de la tortuga. A ese lugar llega un venado que también se convierte en gran amigo. Un día intentan cazar al venado y todos juntos lo ayudan a liberarse del cazador; pero la tortuga queda atrapada, entonces se unen de nuevo y liberan a la tortuga. Es una amistad de colaboración. Los cuentos enmarcados hablan de la pobreza, la amistad, y otros valores de las personas en quien se debe confiar.

    (Libro 3: Los búhos y los cuervos) El hombre que se deja engañar por un enemigo que lo lisonjea y finge bondad. Los búhos atacan a los cuervos. El rey cuervo pide consejo a sus cinco consejeros; le aconsejan sumisión, huida, guerra o exilio. El quinto es el más inteligente, le sugiere pensar bien el caso y tomar en cuenta los buenos consejos. Se narra como cuento enmarcado el inicio de la guerra entre cuervos y búhos. El cuervo consejero pide ser golpeado y que lo dejen abandonado. Los búhos lo recogen y el rey de los búhos no sabe qué hacer con él. Al final decide mantenerlo con ellos. Con el tiempo el cuervo se recupera y conoce todas las costumbres de los búhos; al hacerlo sale volando y cuenta todo al rey cuervo. Planean entonces quemar el árbol en el cual duermen y matarlos a todos.

  2. 022. Autor: Anónimo
    Título: El Cantar del Mío Cid. – {1207} [Barcelona: Editorial Austral-Espasa, 2014. 477 pp]. {Incluye prólogo de Martín de Riquer; Edición de Juan Carlos Conde y versión antigua y prosificación moderna}
    El Cantar del Mío Cid, como su nombre lo indica es un poema para ser cantado. Forma parte del mester de Juglaría, en el cual los juglares (poetas profesionales que recitaban poemas y que tenían cierto conocimiento de las normas de recitación poética) cantaban de memoria, a diferentes públicos, las hazañas de héroes o de batallas a ser recordadas. Es además, un cantar de Gesta, es decir un canto que narra las hazañas históricas o legendarias  cuya trama y argumento el público ya conoce. Al igual que en Ilíada u Odisea, el canto está lleno de fórmulas fijas que permiten la mnemotecnia y una estructura que comparten varios cantares (como La chanson de Roland). La composición del Cid muestra que quien compiló finalmente el texto que conocemos tenía conocimiento de los elementos tanto de la juglaría como de cantos cultos que formaban parte del mester de Clerecía. Una de las fórmulas de la juglaría aparecen en el Cid claramente en dos ocasiones: una en el final de cada uno de los cantos en los cuales se cierra el canto y se abre; la segunda es el uso de cambios de conjugación verbal en el cual se llama la atención al público de lo que se está narrando (estilo pregonero).
    La transcripción del Cantar original del Cid fue realizado por “Per Abbat” en el siglo XIV. El manuscrito no es un libro de lujo, sino una especie de “guion” que podía usar el juglar para aprenderse el Canto. El Cantar del Cid probablemente ya existía a inicios del siglo XIII (año 1207); pero fue refundido y compilado por un hombre que seguramente conocía de leyes y que se puede ubicar geográficamente. Se destaca por ser el primer Cantar de Gesta que se narra cercano al momento histórico en el cual ocurren los eventos que describe: la historia se transfigura al momento en poesía épica. Los hechos que narra El Cantar del Mío Cid corresponden a la vida del Cid entre 1081 y 1094 (solo cien años después aparece el texto de Per Abbat, pero ya desde décadas anteriores se sabía que estas aventuras se cantaban por juglares). Uno de los elementos que muestran cómo hay un verismo histórico en el libro del Cid, es la forma en la cual (a diferencia de Chanson de Roland), los moros aparecen como malos o buenos, según se relacionen con el Cid y el rey Alfonso. No hay una mirada de contraste dual entre cristianos y moros. Es claro que, de todas formas, es una obra de ficción no es histórica. Tres de las historias del Cid que no ocurrieron en realidad son: el engaño a los judíos con los cofres de arena (cuento clásico clerical), la historia del León o la misma afrenta de Corpes.
    La forma en la cual se ha concebido el Cid es de dos formas: una de neo-tradicionalismo (armada por un autor que retoma lo juglaresco y lo popular) y una de individualismo (obra de un poeta culto, vinculado a un monasterio). La idea más fuerte es la del neo-tradicionalismo, dado que conecta la obra con un romancero y una tradición de juglaría, que va más allá de España y lo une con otros cantos de Gesta. Menendez Pidal indica que los autores del Cid pueden ser dos autores: uno más “noticioso” que escribiría aproximadamente en 1110 y uno más fantástico que escribiría en 1140. El Cantar del Mío Cid se divide en tres cantos: destierro (exilio) del Cid, las bodas, cantar de Corpes. En estos cantos no se narran las batallas como en Chanson de Roland, sino que se resumen y se remiten mucho a las ganancias monetarias y materiales que se ganan en cada una de las batallas; esta descripción engrandece al Cid dado que hace parecer que gana las batallas fácilmente.
    El Cid no narra tanto las victorias iniciales del Cid, sino las deshonras que sufre: inicia con el exilio y termina con la deshonra de sus hijas por parte de los infantes de Carrión. El fondo del Cid narra eventos que ocurrieron en realidad pero también añade hechos que nunca sucedieron (como la afrenta de Corpes); así hay en El Cid un verismo más que una verosimilitud. El hilo que une todo el Cantar del Mío Cid es la recuperación de la honra del héroe; y la forma en la cual recupera su honra es a través de la mesura y la ecuanimidad y la prudencia (no a través de la violencia): es un doble episodio de pérdida y recuperación de la Honra; primero honra pública y después honra personal. Una muestra de esto es que la afrenta de Corpes se resuelve con un juicio y no con una batalla violenta; o que el héroe no se enfrenta con odio al rey que lo destierra, sino que lo congratula con regalos para que lo acepte de nuevo.  El Cid, así se caracteriza por el tópico de “Sabiduría y fortaleza”. Así, el tema de lo caballeresco es muy importante porque recalca la relación entre el vasallo y el rey; no hay tanta escritura del amor cortés que aparece vagamente cuando el Cid habla de la relación de fidelidad y amor con Jimena.
    Elementos que caracterizan al Cid: el final del Cid no sigue la tradición de la venganza por batalla, a la afrenta causada por los infantes de Carrión, se sigue un juicio. El Cid se ocupa de la parte legal y monetaria, serán sus vasallos los que busquen una venganza por batalla; que no produce la muerte de los infantes, sino su deshonra. La figura del Cid es diferente a la de otros héroes de Cantares de Gesta: es más humano y lucha contra los moros, no por fe, sino por uso y delimitación de tierras. Otro elemento importante es que el Cid acepta ser vasallo así la conquista de Valencia lo ponga a la misma altura de Alfonso: no se convierte en proscrito, siempre le da dinero al rey, lo que quiere es volver a ser vasallo del rey, no pelear por fe o retar al rey.
    Esta obra se debe entender a partir de la invasión de los moros desde el 711. El reino de León (de Alfonso) se había convertido en el siglo XI en uno de los reinos más grandes; dado que exigía tributos a los pueblos moros que estaban en la frontera y que se adaptaban a las exigencias de los reyes españoles. La obra narra el ascenso social de un caballero que logra el poder mediante su trabajo y no mediante la nobleza (de ahí la afrenta que le hace Garci Ordóñez): logra un señorío hereditario, un castillo, unas tierras y honor. La política en la tierra en la que ocurre El Cid, permite el ascenso de esos señores en tierras y en honor; sin necesidad de la nobleza.
    En la obra se usan varios epítetos para nombrar al Cid (el que en buena hora nació, el que en buena hora cinchó la espada). Si bien hay una consideración a los moros, a los judíos no se les tiene consideración. El Cid ve el exilio como una posibilidad de conquista, no como un castigo. Escenas como la del León, no ocurrió y es de corte fantástica, solo sirve para crear más contraste entre el valor del Cid y la cobardía de los infantes de Carrión. Los verdaderos malvados de la obra no son los moros (se lucha contra ellos por tierras y riquezas, de manera honrosa) sino los infantes y todos los que están contra el honor del Cid.
    Argumento:
    (Parte perdida) El Cid parte a reclamar unos tributos a Granada y a Castilla. Ocurre una guerra entre las dos ciudades en la cual Granada gana. El Cid, defensor de las tierras de Castilla vence a Garcí Ordóñez (de Granada) y lo apresa. El Cid toma Castilla pero los enemigos lo indisponen ante el rey Alfonso, quien lo exilia de su reino.
    Canto 1 (el exilio): El Cid sale en exilio y se dirige a Burgos, en el camino nadie le quiere dar hospedaje por mandato del rey. Aparece el amigo Martín Anolínez, quien le ayuda a engañar a unos judíos con un par de cofres llenos de arena con los cuales obtiene ganancias para seguir su viaje. El Cid pasa por Cerdeña y se despide de su esposa Jimena y de sus hijas Elvira y Sol. Las encomienda al abad Don Sancho que las cuide. El Cid tiene un sueño en el cual el ángel Gabriel le dice que tendrá éxito en su empresa. En su huida, El Cid empieza a conquistar tierras. Primero embosca a Castejón, después la toma a Alcocer (por medio de un engaño militar, hacen salir a los moros haciendo que se crean ganadores y se meten en el castillo). Después El Cid defiende un cerco al castillo de Alcocer el cual realiza el rey moro de Valencia, Tamín; después de esta defensa, El Cid vende el castillo a los moros. Con el dinero ganado, El Cid pide a Alfar Núñez que le envíe caballos y dinero a Alfonso. El rey perdona a Núñez, pero no al Cid. La última batalla del primer canto es contra Ramón de Berenguer, conde de Barcelona, el cual aparece como cobarde y obstinado (todo lo contrario al Cid); en esta batalla gana la espada La Colada. El conde no quiere comer, el Cid le promete la libertad si come, ante lo que el conde come y el Cid cumple su palabra.
    Canto 2 (las bodas): El Cid sigue conquistando tierras en Valencia, hasta conseguir vencer en todo el territorio después de tres años de batallas. Por primera vez El Cid se asienta en un lugar después de su exilio, por ello reorganiza todo Valencia, repuebla el territorio con cristianos y crea un obispado en Sevilla, nombra como obispo a Don Jerónimo. Envía con Fáñez más regalos a Alfonso quien le permite que Doña Jimena y sus hijas se establezcan en Valencia y permite que quien desee se una a las batallas del Cid. Aparece Babieca, por primera vez, caballo que El Cid ha ganado al rey de Sevilla. La siguiente batalla es contra Yusúf, quien llega a las afueras de Valencia a pelear contra El campeador. De nuevo El Cid manda regalos al rey Alfonso, quien decide perdonarlo y sugiere el matrimonio entre los infantes de Carrión (nobles) y las hijas del Cid. El Cid acepta el consejo del rey sin estar totalmente contento de esa decisión; quien entrega a las hijas del Cid a los infantes es Minaya. Se realizan las bodas a petición del mismo rey, la boda es precedida por Jerónimo; pasan dos años de matrimonio.
    Canto 3 (afrenta de Corpes): El canto inicia con la escena del león el cual huye y aterroriza a los infantes de Carrión; por su parte el Cid lo enfrenta y su sola presencia lo apacigua. A esta escena sigue el cerco del rey Búcar a Valencia. En este enfrentamiento, los infantes de Carrión no demuestran valentía, sino que huyen y se esconden; todos se burlan de ellos pero no le dicen nada al Cid; en esta batalla el Cid gana La Tizona. Ante estos eventos, los infantes de Carrión deciden hacer un plan para quedarse con el dinero que ganaron en la repartición de la batalla y dejar a las hijas del Cid. Se dirigen a Carrión con Sol y Elvira; en el camino intentan matar, si éxito, al amigo moro del Cid: Abengalbón. Después abandonan a las hijas del Cid, las golpean y las dejan medio muertas en la mitad del camino. Félix Muñoz, sobrino del Cid, las salva y las lleva a Valencia de nuevo. En el camino comunican las noticias al Cid quien decide demandar a los infantes ante el rey y entablarles un juicio. El rey decide hacer el juicio en una corte principal. Los infantes deben ir y se asocian con Garcí Ordóñez para que hable por ellos. Los jueces son Don Enrique y Don Ramón. El Cid hace tres requerimientos: el primero que se le devuelvan las espadas (símbolo de familia); el segundo que se le devuelva el dinero que se le ha quitado (con esto los infantes quedan pobres porque deben pagar con sus bienes); la tercera es que se le devuelva la honra por la violencia cometida contra sus hijas. Ante esto se desarrolla una disputa por el valor de la sangre y los títulos nobiliarios versus valor del caballero valiente que no tiene nobleza. La pelea termina con la confesión de Pedro Bermúdez que cuenta la escena del León y la de la batalla. Por otro lado, los infantes de Navarra y Aragón piden la mano de las hijas del Cid. Al finalizar el canto se desarrollan unos duelos entre los infantes de Carrión y los guerreros del Cid. En la disputa, los guerreros del Cid son los ganadores, aunque no matan a los infantes de Carrión quienes pierden la honra pidiendo perdón y clemencia en el campo de batalla. El Cid, al final, hace una exposición de su valor montando a Babieca de manera formidable. El canto finaliza con las nuevas bodas de las hijas del Cid y la muerte del héroe muchos años después.
    Personajes:
    -        Rodrigo Díaz de Vivar: Héroes de Castilla, caballero apodado El cid y El campeador; el que en buena hora nació, o el que en buena hora cinchó espada,
    -        Doña Jimena: Esposa de Rodrigo Díaz, el Cid.
    -        Doña Elvira y Doña Sol: hijas del Cid y Doña Jimena.
    -        El Rey Alfonso: Rey de Castilla y León. Destierra al Cid y posteriormente permite que se reencuentre con su familia.
    -        Los infantes de Carrión: yernos del Cid y tras los incidentes del león traman la afrenta de las hijas del Cid (Diego y Fernando).
    -        Álvar Fáñez: (Minaya). Primo del Cid y su aliado principal, estratega y lugarteniente.
    -        Martín Antolínez: Burgalés amigo del Cid. Consigue dinero con los judíos ayuda con refuerzos.
    -        Don Jerónimo: Obispo de Valencia, el sacerdote que pelea las batallas del Cid.
    -        Garcí Ordóñez: noble opositor del Cid en la corte de Alfonso, envidia su ascenso y contrapone su sangre al valor guerrero del Cid.
    -        Yúcef y Búcar: reyes de Marruecos, a los cuales vence el Cid.
    -        Pedro Bermúdez: soldado del Cid, es quien cuenta las escenas del león y la batalla en el juicio.
    -        Abad Don Sancho: Cuida a doña Jimena y a las hijas del Cid en el canto 1.
    -        Don Ramón de Berenguer: conde de Barcelona: cobarde y contraposición del Cid.
    -        Colada, tizona, Babieca: espadas y caballo del Cid.
    -        Félix Muñoz: sobrino del Cid, es quien salva de la muerte a Sol y a Elvira.

    -        Abengalbón: moro amigo del Cid, a quien los infantes de Carrión tratan de matar.

  3. 020. Autor: Beroul, Thomas de Inglaterra, Eilhart, Gotfried y otros. (Edición de Alicia Yllera) [Esta edición es una reconstrucción].
    Título: Tristán e Iseo. – {s. XII} [Barcelona: Editorial Alianza, 1998. 196 pp]. {Incluye introducción}
    (Tópico: amor fatal, loco. La fatalidad. Amor transgresor, pues transgrede las normas del amor cortés. )
    La leyenda de Tristán e Iseo tuvo varias reescrituras, todas ellas provenientes de la segunda mitad del siglo XII. Las más famosas son la versión de Beroul (la primera), la de Thomas de Inglaterra, Eilhart von Oberg y Gottfried von Strassburg; todas ellas fragmentadas. La versión de Beroul está más cercana al estilo juglaresco: con intervenciones del narrador, rápido, muchos diálogos y variados cambios dramáticos (tragedia, ironía, serio, épico). En el caso de Thomas, el autor hace una obra más racional y sobria; no se detiene en detalles realistas, sino que está interesado en los diálogos y en el destino trágico de Tristán, desde su nacimiento. Estas obras toman la leyenda de diferentes vertientes, por ello nunca se ha podido saber con certeza de dónde surge inicialmente. Se sabe que hay elementos de leyendas celtas, de Gales y de Bretaña, a las cuales se les ha añadido construcciones y personajes del ciclo artúrico y una construcción del amor de los trovadores y los juglares. Es claro que la estructura de la leyenda se nutre de diversos textos, lo que permite una construcción épica al inicio y el paso a una estructura de novela de caballería (pero con elementos de juglaría) al final.
    La historia de Tristán e Iseo es una leyenda que se cantó y se popularizó después de los primeros trovadores occitanos (como Guillermo de Aquitania) y los cantares de gesta (como El cantar de Roldán). El éxito de esta leyenda quizá se deba a que pone en duda muchas de las estructuras de caballería que se habían fundado y determinado en obras anteriores. La principal pregunta que plantea esta leyenda es contraponer al ser social comunitario (base de la construcción feudal de la Edad Media), el deseo de un individuo que busca su propia satisfacción. A esto se une otro de los elementos novedosos de esta leyenda: la transformación del amor cortés y contenido, por un amor desbordado y pasional. Si bien este amor pareciera ser producto del azar (filtro de amor), en realidad los dos amantes aceptan las consecuencias de este amor desbordado y sacrifican su ser social por un amor pasional que, por momentos, se muestra enfermizo. Es más, es el amor la causa tanto de la muerte, como de todas las desgracias por las que pasan los amantes. Es posible ver entonces esta leyenda como el relato del fracaso del amor enfermizo, visto como pasión total. Aun así, ese amor no es juzgado, el filtro sirve como excusa para justificar un amor que no tiene culpas, que es ayudado por dios, los elementos y los ermitaños; es el fracaso del hombre que entra en conflicto con la sociedad, y el triunfo transitorio de la pasión sobre las convenciones sociales.
    Como se ha dicho, uno de los temas más importantes de esta leyenda es la contraposición de dos tipos de amor, el amor cortés que está en los límites de lo social, y el amor desbordado que obliga a Tristán e Iseo a salir de la ciudad y entrar en el bosque de Morrois. Es este amor desbordado un amor que se asemeja a la enfermedad (los leprosos), el fuego (la hoguera), el salvajismo (la falta de pan y sal en el bosque). Sin embargo, el amor cortés nunca desaparece, sino que se explica su oposición, en los dos amantes, por el uso del filtro. En esta leyenda no se ofrecen soluciones medias entre los dos tipos de amor: no hay posibilidad de diálogo entre las dos esferas; es por ello que Tristán es un sujeto humano mucho más real que Lanzarote. Tristán aparece como un héroe doble. Por un lado en su juventud tiene todas las características de un héroe épico: la lucha con el monstruo Morholt y la lealtad al rey, son pruebas de ello. El segundo Tristán es el héroe enamorado que cae en el amor, como en una enfermedad. Cuando regresa del amor pasional a la vida social, debe disfrazarse como mendigo y como enfermo, mostrándose como un caballero deshonrado.
    En la estructura de esta leyenda, se puede observar una construcción de dicotomías que, a la vez que se contraponen, se intercambian respondiendo al motivo carnavalesco del mundo al revés. En la escena del encuentro bajo el pino, el rey Marcos cree estar arriba y saber la verdad, pero dado que la fuente no lo deja ver la escena completa, su lugar no es del que ve desde arriba, sino quien es engañado. Esta subversión toma el lugar de toda la escena: la mentira es verdad, los augurios no se cumplen, y todo el lenguaje tiene posibles lecturas dobles que responden a esa inversión. La misma inversión aparece en la escena de la Blanca Landa cuando Tristán hace de juez (posición alta) en medio del barro (posición baja). Las inversiones tienen una serie amplia de significados, con el que tiene lepra es sano, el sano está enfermo de celos, etc. De todas formas, estas dicotomías tienen su finalización en la unión que produce la pasión: la belleza de Iseo y la fealdad del leproso Tristán se conjugan cuando se debe realizar el paso del espacio de lo natural (no social), al social (Blanca Landa); a través de un espacio de barro y suciedad (Tristán carga a Iseo). La escena central de toda la leyenda (la estancia de Tristán e Iseo en el bosque de Morrois) también está llena de dicotomías e inversiones. En este pasaje se organizan una serie de elementos que arman contraposiciones entre la vida del bosque y la vida cortesana. Así,  el bosque aparece como el espacio de refugio del amor pasional, pero es también un lugar que, a cambio de la protección, cobra un tributo de carencias constantes. La naturaleza aparece como una fuerza vital absoluta que solo puede ser domeñada por una fuerza más poderosa: la fuerza de la pasión que da el filtro amoroso. Así, es en el bosque donde los amantes pasan más penurias, pero también es ahí donde el tiempo pasa y causa que (después de los tres años) ese exilio que se ha convertido en casa, haga extrañar las bellezas del palacio y Tristán recuerde los deberes del caballero cortés y no del caballero enamorado.
    Argumento:
    El libro se inicia con la historia (genealogía) de Tristán, la cual está marcada por la heroicidad y el encuentro con monstruos. Es hijo de Rivalén (rey de Leonis) y de Blancaflor. Al morir su padre, es recogido por su tío Marco (rey de Cornualles), en donde es adiestrado en el uso de las armas por el guerrero Governal. Su primer gran encuentro con lo heroico es su lucha contra el monstruo Morholt, a quien mata porque reclamaba un tributo humano a Cornualles. Después de la batalla, Tristán navega (envenenado por Morholt) en una barca de la cual le rescata Iseo, sobrina de Morholt. A su regreso a Cornualles, el rey le encarga que encuentre la mujer a la que le pertenece un cabello rubio que le ha traído una golondrina; la cual coronará como reina. Tristán parte en la búsqueda de esa mujer (que es Iseo), en su viaje pelea contra un dragón en su camino a Irlanda, quien envenena a Tristán. De nuevo Iseo salva a Tristán y en este proceso, encuentra (por una muesca en la espada) que es Tristán quien ha matado a su tío Morholt. Después del odio inicial, Tristán logra convencer al rey de Irlanda para entregar su mano al rey de Cornualles. Viajan en el barco Tristán, Iseo y la doncella Brangen. En este viaje hay una confusión, y Tristán e Iseo (por culpa de Brangen) terminan tomando el filtro de amor que la madre de Iseo ha preparado para su hija y Marco. El filtro durará tres años.
    Ya en Inglaterra, los recibe el rey Marco y desposa a Iseo. Empiezan los engaños: logran que el rey se acueste con Brangen en su primera noche de bodas para que no note que ya ha sido engañado por Iseo y Tristán. Los barones (y el enano Frocín) dudan de Tristán e incitan al rey a descubrir el engaño. Primero sucede una conversación entre los dos amantes (Tristán nota que lo observan); después el encuentro entre los dos amantes en el jardín (balcón, río, árbol: cambio de fortuna y posición vertical/horizontal). Finalmente se dan cuenta del engaño por un rastro de sangre que deja Tristán en el piso (que tiene harina), y que ha sido producto de una herida de jabalí. El rey Marco los atrapa y decide que morirán los dos en la hoguera. Antes de su condena, Tristán pide que lo lleven a una capilla que está al lado de un precipicio. En lugar de morir, Tristán decide saltar al precipicio y dios lo ayuda haciendo que su ropa amortigüe su caída y se salve. Por su lado, los leprosos de Cornualles piden al rey a Iseo, como una condena mayor que a muerte. Tristán y Governal se enfrentan a los leprosos y huyen los tres al bosque de Morrois.
    En el bosque de Morrois, los tres exiliados (junto al perro Husdent) cazan, construyen una choza y viven de manera frugal. Aparece el ermitaño Ogrín quien les dice que se arrepientan, pero toda la culpa la posan en el filtro. Un guardabosques descubre el escondite e informa al rey; al verlos dormidos uno al lado del otro, y con ropa y con la espada entre los dos, el rey les perdona la vida, pero les deja señales de que los ha visto (el anillo). Ante esta situación, Tristán e Iseo desean huir a Gales. Pasan los tres años del filtro y aparecen los arrepentimientos. Con ayuda de Ogrín, Marco acepta de nuevo a Iseo a su lado y no mata a Tristán, pero lo condena a un destierro de tiempo limitado. Tristán e Iseo, le aseguran al rey Marco que entre los dos nunca hubo encuentros sexuales. En este momento se da la escena de la Blanca Landa, en la cual Tristán se disfraza de leproso y mendigo; se venga de los barones que lo atacaron tanto y permite que se dé el  juramento de Iseo de que no estuvo con Tristán. De nuevo esto se da gracias a un engaño: Tristán ayuda a pasar a Iseo por un barrial, cargándola a sus espaldas. Al llegar al juramento (frente al rey Arturo), Iseo jura que no ha estado sobre ningún hombre, que no sea el pordiosero que la ayudó a pasar o el rey Marco. Con esta treta, el rey le cree a Iseo y las cosas pueden volver a la normalidad. Antes de separarse, Tristán e Iseo intercambian objeto de recuerdo: el perro y un anillo.
    En el nuevo exilio Tristán se casa con Iseo de las Blancas Manos, porque está celoso de la posible felicidad de Iseo y Marco. Pero el amor que le tiene a Iseo no le permite acostarse con su nueva esposa porque cree que estaría engañando a Iseo. Por su parte, Iseo se entera del matrimonio de Tristán y se lamenta, envía un mensaje; la pareja tiene un momento de ruptura. Para aclarar esto, Tristán se disfraza de leproso y visita a Iseo, las cosas se resuelven y su historia de amor se reinicia. En su exilio, Tristán ha construido un lugar escondido (después de derrotar al gigante Beliagog) en el cual hace estatuas realistas de todas las personas que han sido importantes para él. En sus luchas constantes, Tristán es herido de nuevo por una espada envenenada; Tristán sabe que la única que puede salvarlo es Iseo, así que le pide a Kadherín que lo ayude, y lleve a Iseo a sanarlo. El anuncio de si Iseo llega o no llega, se da por el color de las velas del barco (blancas si llega, negras si no lo hace). A pesar de que las velas son blancas, Iseo del Blancas Manos le dice a Tristán que las velas son negras. Al enterarse de esto, Tristán muere de pena de amor; al llegar Iseo y ver muerto a Tristán, también muere abrazada a él. Los dos se convierten en rosales que se entrelazarán hasta la eternidad.
    Personajes:
    -        Tristán: Hijo de Rivalén, sobrino del rey Marco.
    -        Iseo: esposa del rey Marco, sobrina de Morholt.
    -        Morholt: monstruo que vence Tristán, tío de Iseo.
    -        Brangén: doncella de Iseo; da la pócima, se acuesta con el rey la prima nocte.
    -        Marco: rey de Inglaterra.
    -        Frocín: enano que trama con los barones la perdición de Tristán. Muere.
    -        Governal: amigo de Tristán; quien lo acompaña en el bosque de Morrois y le enseña a ser guerrero.
    -        Husdent: perro de Tristán; advierte los problemas en el bosque de Morrois.
    -        Ogrín: ermitaño, representación de lo religioso en Morrois.
    -        Iseo de las Blancas Manos: muchacha con quien se casa Tristán; última parte del libro.
    -        Beliagog: gigante que derrota Tristán y que le permite construir su “fortaleza de la soledad”

    -        Kaherdín: amigo de Tristán, tiene un amorío con Brangen y al final del libro le ayuda a Tristán.