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  1. 027. Autor: Don Juan Manuel.
    Título: El Conde Lucanor. – {1335} [Madrid: Club del libro, 1998. 244 pp]. {Incluye nota introductoria}
    Al igual que obras como Las mil y una noches, Calila y Dimna o posteriormente El Decamerón, este libro, redactado por Don Juan Manuel (hijo de infante y sobrino de Alfonso X, El Sabio), es una colección de cuentos edificantes y didácticos. Claramente este libro forma parte de la serie de libros que, partiendo de la tradición de los apólogos orientales, la didáctica y los catecismos; busca educar a partir de una serie de historias cortas las cuales tienen siempre una moraleja o una enseñanza. Esta moraleja, lejos de entrar al acervo popular (cosa que hizo), está escrita para los dirigentes y para los señores, de tal forma que este libro se convierte en una norma de cómo educar, dirigir, tomar decisiones y hacer política. De este libro se conservan varias ediciones, pero el libro es fechado como escrito en 1335. La posición del autor, la pulida prosa y la forma en la cual este tipo de historias servían para insertarlas como formas de enseñanza para nobles y de pedagogía para el cristianismo; hizo que este libro tuviera gran influencia en la política española de su época (en parte es notoria también la estructura de enseñanza de un libro como El libro de la orden de caballería de Ramón Llull). El autor intentó con esta obra resumir en un libro todo el saber de su época; por ello tomó elementos de los cuentos populares, de las historias de oriente, de las leyendas caballerescas y de la historia de España (o Francia); y las tradujo a un pensamiento lógico-religioso más cercano a las propuestas de la lógica aristotélica que al misticismo religioso.
    Uno de los grandes aportes de este libro a la literatura mundial es que es el primer libro de cuentos escrito originalmente en Europa (aún antes que el Decamerón); además es el primer libro original escrito en castellano: si bien los ejemplos (cuentos) no son originales (sino que forman parte de diferentes tradiciones) el autor los reelabora con una prosa cuidada (se preocupa en el prólogo que no modifiquen su escritura), con transformaciones en su propuesta (cambia casi siempre los animales por personas del común), con la inserción de historias personales (algunas son sacadas de las experiencias del autor) y con la búsqueda de un estilo propio (que sea acorde con el lenguaje popular y la practicidad de sus enseñanzas). La obra se estructura a partir de una mezcla de Calila y Dimna (que el mismo Alfonso X hizo traducir en 1251) y los ejemplos moralizadores de los dominicos. Así hay una historia narrativa en la cual se enmarcan todos los cuentos: un señor llamado Conde Lucanor y su consejero Patronio. Así cada uno de los ejemplos (cuentos) inicia con una conversación entre Lucanor y Patronio, en la cual el conde le hace una pregunta a su consejero. El consejo de Patronio se ejemplifica con un cuento, el cual termina con un consejo específico de Patronio, la aceptación por parte del conde para que sea incluido en su libro y una moraleja final la cual se resume en pocos versos.
    Este libro se escribió en una época en la cual el poder de la burguesía estaba creciendo y presenta un enfrentamiento entre la burguesía y una nobleza que estaba cuidando sus valores feudales. En ese punto, Juan Manuel habla desde una nobleza en decadencia que intenta retomar los valores nobles en el pueblo, para que las barreras sociales sigan siendo imposibles de atravesar. Para esto utiliza los “exemplum”, los cuales tienen: anécdota narrativa, una máxima moralizante y la aplicación de esa máxima en el mundo real; así la estructura de los ejemplos se replica en todo el libro con estos mismos tres componentes.
    El tema principal del libro es contar historias para que sean del provecho del lector para guardar la honra, las haciendas y el alma. En este sentido, la obra se enmarca claramente en lo didáctico y en los libros que describían normatividades en el período medieval; por ello en esta obra constantemente se elogian las virtudes propias de la religión y se censuran los vicios que ya habían señalado antes autores como Llull. En los prólogos indica el carácter didáctico de su obra, las formas que utilizará para que se entienda mejor lo que escribe; de la misma forma, señala los problemas de autoría del texto dado que se asegura que es él mismo quien ha escrito el libro. Si bien hay una estructura que se repite, por momentos hay reflexiones de Patronio sobre la mejor forma de gobernar, lo que hace de estos textos un poco más extensos. Todos los cuentos, aún los fantásticos o las fábulas (que son pocos), tienen un componente cercano con lo real, dado que hay un ancla de realidad en el marco narrativo de Lucanor y Patronio que nunca se abandona. Los dos personajes centrales tienen personalidades contrapuestas: Lucanor es un joven sentimental e instintivo, Petronio es anciano, calmado, sabio y reflexivo.
    Hay tres lectores posibles del libro Conde Lucanor: primero los no letrados (nombrado en el prólogo), razón por la cual hay un lenguaje sencillo; segundo don Jaime, que ha leído el libro y le pide al autor que haga cosas más complejas; tercero los letrados que puedan descifrar las sentencias más complejas. Hay también tres niveles de lenguaje: uno sencillo de los ejemplos, uno retórico y complejo de las sentencias y uno directo el de las doctrinas. Para terminar las triadas, hay tres funciones: enseñar deleitando, interpretar apropiadamente, puesta en práctica de las enseñanzas; todo esto acorde con las tres divisiones grandes del libro. En esta complejidad del lenguaje, se puede ver el propósito del autor: preparar al lector desde lo más sencillo para que pueda comprender la complejidad de las doctrinas finales; el reto del acertijo funciona como filtro de lector y como herramienta pedagógica de las doctrinas finales. Así, el marco de composición narrativo no es sólo como en Calila el de dar unión al relato, sino que explica la función del texto y la forma en que está construido: no solo es una compilación de ejemplo, sino que se arma como un propósito completo. Aun así, cada cuento es cerrado, no tiene cuentos dentro de cuentos como en Calila y Dimna.
    Argumento: El libro de Don Juan Manuel se divide en dos prólogos y cinco partes. La primera parte es la más extensa y es la que contiene todos los “ejemplos” (cuentos) que son las tres cuartas partes del libro. Las otras cuatro partes son compilaciones de sentencias que van de las más sencillas a las más complejas.
    (Prólogos) La edición leída consta de dos prólogos. En el primer prólogo se habla de las funciones que se deben encontrar en esta obra: las cuales son cuidar de la honra, las haciendas y el alma de los hombres. Se señala la semejanza entre estas obras y lo que ocurre en la vida práctica. Uno de los temas más interesantes de este prólogo inicial es que se empieza señalando los posibles errores de los copistas (en la transcripción) y se solicita consulten los originales para que noten que no hay fallas en ellos. Pero que si los errores son de la forma en que escribe, se pide que el lector entienda que su intención era escribir obras para el que no fuera “ni muy letrado, ni muy sabio”, por ello escribe la obra en castellano. El segundo prólogo, en primera persona, señala las diferencias y similitudes entre los hombres. Una de las semejanzas es aprender a partir del gusto; a partir de ahí marca las dos funciones del texto: una estética (hacerlo bello y agradable) y una función didáctica (que sea útil): recibir agrado de lo que hace provecho. Al final presenta a sus dos personajes: Petronio y Lucanor.
    (Primera parte: los ejemplos) Son cincuenta ejemplos, los cuales son cuentos cortos, algunos más conocidos que otros. Todos tienen la misma estructura que se planteó en la página anterior: narrador que presenta los personajes; diálogo en el que Lucanor le cuenta a Patronio una duda y le pide consejo; primer consejo de Patronio, y ejemplo de ese consejo con una historia; ratificación del consejo; el Conde está de acuerdo, marca el cuento para que vaya en su libro; moraleja final en verso (a manera de sentencia).
    Algunos de los ejemplos más conocidos y retomados en otros libros son: (E1): Un hombre le quiere regalar sus tierras a un amigo, pero es una prueba para probar su codicia. (E5): Historia de Esopo del cuervo y la zorra. Censura la vanidad. (E7): Historia de la lechera. Censura la codicia. (E11): Las artes de la magia hacen creer a un aprendiz de mago que el tiempo pasa, pero es falso. (E50): Historia de Saladín y cómo aprendió el significado de la vergüenza después de hacer una propuesta indecente a una mujer casada.
    (Partes dos a cuatro: los proverbios o sentencias) Estos tres libros están compuestos de sentencias que Patronio da a Lucanor. Después de presentarse al lector (de nuevo, en un movimiento de autoría) explica que el libro anterior se da por ejemplos, queriendo expresar las enseñanzas fácilmente, pero que en este (por consejo de su amigo Jaime) explicará todo de manera más oscura. Reinicia los diálogos entre Lucanor y Patronio, esta vez, solo habla Patronio quien da una serie de sentencias al conde. En el libro III la introducción la hace Patronio, para decir que en este libro todo será más oscuro aún. En el cuatro libro se insiste en cómo aumenta la oscuridad de tal forma que las sentencias se convierten en acertijos. II: 100 proverbios – III: 50 proverbios – IV: 30 proverbios. Temas de estos libros: dicotomía entre apariencia y realidad, elegir bien las compañías, confiar en la razón, elegir buenos amigos, no ser excesivo, etc.

    (Quinta parte: la doctrina) En esta última parte, Patronio inicia explicando cómo ha hablado de ejemplos y sentencias y ahora hará algo diferente. Se centra en explicar las doctrinas de la religión centrándose en los sacramentos como el hilo conductor de toda esta parte. Utiliza en esta parte la razón argumentada como forma de explicación de las formas en que se debe comportar todo humano para salvar su alma (se centra en explicar que este apartado se centra en lo espiritual). Hay elementos de metatexto (habla del ejemplo XL, el cual no cuenta de nuevo pero que el lector puede buscar), de autoreferencialidad (nombran otro libro del autor), y de su papel como personajes que están escribiendo un libro.

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