037. Autor: Garcilaso de la Vega.
Título: Poesía Completa. – {1501-1536}. [Barcelona: Editorial Fontana, 1994.
184 pp].
Es
preciso aclarar que es necesario no confundir al poeta Garcilaso de la Vega,
con el historiador apodado “El Inca”, que escribiría un par de décadas después
los Comentarios Reales. Garcilaso fue
un poeta y militar español que introdujo en el país ibérico una serie de temas,
rimas y construcciones poéticas que, venidas de Italia (especialmente de Dante
y de Petrarca), que dirigirían toda la escritura poética del renacimiento español,
algunos de cuyos elementos se pueden encontrar incluso en el barroco de Góngora.
Garcilaso es el epítome del caballero noble y cortesano del renacimiento
español: trabajó en la corte de Carlos I; aprendió latín, griego, italiano y
francés; sabía tocar instrumentos de declamación poética, etc. Además luchó en
muchas batallas en las que fue herido y por las cuales tuvo favores y condenas
de parte del rey. Su comportamiento fue propio de los cortesanos del momento y
respondía a la máxima del caballero de corte: las armas y las letras.
Si
bien sus textos no se publicaron en vida, su poesía (póstuma) sería la base de
la poesía del siglo de Oro español, las cuales se alejaban del tema religioso y
empezaban a usar otro tipo de metros y de construcciones como el soneto, el
endecasílabo, o los tercetos. Por parte de los temas, su estancia en Nápoles le
permitió introducir a España, como tema poético, una serie de elementos
bucólicos que antes no se habían desarrollado. Así, son claras en la poesía de
Garcilaso las influencias de las Bucólicas
de Virgilio, las Odas de Horacio
o las Metamorfosis de Ovidio. Sin embargo, la gran influencia de
Garcilaso será Petrarca, sus temas, sus formas y la construcción de las
imágenes. La obra completa de Garcilaso consta de 40 sonetos, 5 canciones, 4 odas,
2 elegías, 1 epístola, 3 églogas y 7 coplas; pero serán los sonetos y las
églogas las más importantes e influyentes de sus poesías (las coplas iniciales
y los ensayos epistolares [elegías y epístola], siguen los metros y los temas
de las obras españolas del momento).
[Cancionero Petrarquista]
Los
sonetos y las canciones de Garcilaso conforman el más cercano a los temas y las
construcciones de Petrarca. Los sonetos están dirigidos a una amada que no le
corresponde al poeta; aparece constantemente la muerte como solución a los amores
que no se pueden lograr; la correspondencia entre la muerte y el amor está muy
cercana: amar sin ser correspondido es como morir, y solo la muerte puede curar
un amor así. Otro de los tópicos recurrentes de los sonetos es el sentirse
perdido, viajar sin encontrar el rumbo, no saber hacia dónde va su vida o
buscar la forma de encontrarse a sí mismo; por momentos recurre a imágenes que
muestran ese estado, como el de un perro perdido, o un niño que pide comida a
su madre.
El
sentimiento más recurrente en estos poemas es el de la melancolía, la tristeza
y la desesperanza. Bien sea por sentirse perdido, por el amor no correspondido,
o por fallas con los amigos o con los conocidos; la melancolía prima sobre
todos los otros sentimientos. Esto hace que abunden lamentos, quejas y
pensamientos sobre el desviarse del camino, o tomar un rumbo equivocado. Hay muchas
referencias a los dioses griegos y no hay una sola al dios cristiano; Garcilaso
revalora los mitos griegos y latinos para develar su dolor y sus angustias
amorosas. En otras ocasiones los poemas son dedicados a personas importantes
como marqueses o a amigos conocidos como Boscán (su gran amigo) o a Julio o a
Mario (a quien quiere vengar).
[Églogas] En las églogas aparecen los
temas pastoriles en los cuales, en medio de un paisaje bucólico, dos o más
personajes dialogan sobre los problemas amorosos o los inconvenientes de sus
vidas. Las églogas de Garcilaso son sus creaciones más famosas, dentro de las
cuales sobresale la primera de ellas.
Égloga
I: Está dedicada al Virrey e Nápoles. Se divide en tres partes: una primera,
que corresponde a las primeras cuatro estrofas, está dirigida a las dedicaciones
y la presentación del paisaje y de los personajes. A partir de la estrofa 5 y
hasta la 16 (doce estrofas); habla el primer personaje: Salicio. En este
personaje se contrasta una furia inicial por el amor imposible (Galatea), el
cual se va calmando gracias al paisaje bucólico y primaveral que lo rodea. Se logra
ver cómo aparece el motivo de un amor que no se corresponde porque alguien más
se lo ha quitado. Al final, ya vencido por la resignación, Salicio admite
alejarse de su amada y del escenario pastoril que lo rodea. En la segunda parte
de la Égloga, que va de la estrofa 17 a la 29 (doce estrofas también), el
personaje que habla es Nemoroso. En la segunda parte de esta égloga habla Nemorosio,
quien canta sus penas de amor porque su amada (Elisa) ha muerto. El paisaje que
rodea la recitación del canto es exactamente igual al anterior, pero el motivo
del dolor cambia: ahora quien le ha quitado el amor no es otro pretendiente,
sino la muerte. Lo único que le queda de su amada son los recuerdos y aparece
de nuevo el Ubi sunt? de Jorge
Manrique. El poema termina con la llegada de la noche, y por lo tanto la
llegada de la oscuridad y la desaparición del paisaje bucólico; ante esto,
Nemorosio hace una queja a la diosa buscando morir para volver a reunirse con
su amada.
Égloga
II: En esta égloga, la más extensa de las tres, aparecen cuatro personajes que
interactúan, de los cuales el más importante es Albanio, quien sufre una
pena de amor al ser rechazado por la pastora Camila (quien también
habla). Para curar los males de su amigo Albanio, aparecen sus amigos Salicio y
Nemoroso (los mismos nombres de la égloga anterior); los cuales le cuentan sus historias
personales para que su amigo no se sienta mal; además de otras historias de
corte militar que buscan hacer la correspondencia entre el amor y la guerra. Después
de recurrir a muchas historias, las que finalmente logran curar el desamor de
Albanio son las del sabio Severo y la del Duque de Alba; las dos hacen una
correspondencia perfecta entre la vida militar y la vida amorosa.
Égloga
III: Es un reflejo de la égloga I, en la cual se inicia con las respectivas dedicaciones
y a la presentación de los personajes. Los dos personajes dialogantes son
Tirreno y Alcino, quienes no hablan sobe sus vidas, sino que describen un
cuadro que observan desde la distancia. Es la égloga más compleja de comprender
dada la oscuridad de sus imágenes y metáforas. De nuevo, el paisaje remite a un
espacio bucólico en el cual el río Tajo es el centro de atención. Alrededor del
río los dos protagonistas ven a cuatro ninfas que tejen tapices que remiten a
cuatro historias de amor trágicas: Orfeo y Eurídice, Dafne, Adonis y Venus; y
finalmente la muerte de Elisa (una amada de Garcilaso).
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