012.
Autor: Ovidio.
Título: Las Metamorfosis. – {8 d.C.} [Barcelona: Editorial Fontana. 1995].
{Análisis de los libros I, VII, VIII, IX, XII, XIII, XIV}
Ovidio es uno de los poetas
más importantes de la época de Augusto, junto con autores como Virgilio y
Horacio. Además de la Metamorfosis, son
conocidas sus obras la Heróidas y Los Amores (además de El arte de amar). Compuso en su madurez Las metamorfosis y después de terminar
este libro, fue desterrado por Augusto a la isla de Tomis, donde murió. La Metamorfosis escrita por Ovidio,
narra aproximadamente 250 mitos los cuales están distribuidos en 15 libros; la
mayor parte de estos mitos tienen como elemento unificador la transformación de
hombres y dioses. Los críticos han dividido este texto en tres grandes apartes,
los cuales marcan tres tiempos. Desde el inicio del universo en el caos hasta
mediados del libro 5 (v.451), se conforma el tiempo primigenio, en el cual se
retoman temas tebanos; desde la mitad del libro 5 (v. 452) hasta inicios del
libro 11 (v. 193) se narra el tiempo mítico donde se retoman los mitos áticos y
finalmente desde el libro 11 (v. 194) hasta el final del texto se narra el
tiempo histórico donde se reelaboran mitos romanos. También se han analizado
otras divisiones del libro como la que menciona el mismo Ovidio: tres series de
5 libros. Si entendemos esta división propuesta por Ovidio es posible entender por
qué los cantos extensos sólo aparecen en los libros 5 (Musa), 10 (Orfeo) y 15
(Pitágoras). También en estos cantos aparece la muerte de una personalidad
creadora (Aracne [5], Orfeo [10] y Ovidio [15]) y aparecen las musas como
personajes principales. En esta división tripartita es necesario recalcar el
trabajo que hace Ovidio al unir en una misma línea histórica la historia de la
ciudad de Troya con la época de Augusto en una serie de encadenamientos
históricos.
Enmarcar la obra de Ovidio
en un género específico es muy difícil. La gran extensión de la obra, el uso de
hexámetros y el intento por abarcar grandes cantidades de temas; indudablemente
la conectan con las obras épicas, pero Ovidio no sigue los mismos modelos de
las obras de Virgilio u Homero. En el caso de Las Metamorfosis, la unidad de la obra no estará planteada por un
personaje o por una acción (Odisea, Ilíada) sino por un tema: las
transformaciones. Así, la obra de Ovidio se relaciona más con un tono y un propósito
didáctico que lo sitúa más cerca de Hesíodo. Por otro lado, encontramos una
carga importante de la creación de un monumento histórico que lo acerca a la
tradición helenística romana y, por último, tiene un tono típicamente subjetivo
(con tema amoroso) que lo acerca a lo elegíaco.
Las
Metamorfosis se pueden
leer como una red de narrativas en la cual se entrecruzan las narrativas
humanas y divinas. Leer de esta manera el texto de Ovidio significa desplazar una
narración que inicia con la voz del autor Ovidio (“hasta mis tiempos”) el cual
desplaza la voz narradora por primera vez a Júpiter y continúa desplazándola
hasta que las voces son de los héroes de Troya y finaliza con la voz de Júpiter
pero haciendo referencia a los emperadores romanos. Esta red muestra un plan
narrativo que es al mismo tiempo fragmentario y unitario. No hay una escala de
tiempo clara en Las Metamorfosis: el
autor escribe, a partir de un texto que está terminado, un epos que va desde el nacimiento del mundo al momento en que el
texto es escrito (momento en que el tiempo colapsa). Esta extensión del tiempo
hace que el autor pueda incluir cualquier evento sin necesidad que ello
conlleve una prolepsis o una analepsia exterior al texto mismo (y su
escritura). No hay un orden lineal, ni siquiera es posible hablar fácilmente
del argumento mismo de las historias individuales, dado que constantemente se
abren y se cierran. Los saltos temporales demuestran de qué manera Ovidio
plantea una forma narrativa que le permite tanto hacer referencia al libro que
escribe, como mezclar sin que se contradigan (y haciendo que se posibilite una
conexión interna) una serie variada de historias anacrónicas. Esto muestra cómo
Ovidio elude la tradición clásica de la épica homérica o virgiliana; para hacer
este cambio no muestra una diferencia clara entre un discurso indirecto y un
discurso directo. De esta forma, el narrador cambia, se desplaza y permite la
existencia de historias dentro de historias. Es por eso que La Metamorfosis también es leída como
una transformación de voces narrativas y de tonos de historias, no sólo de
cuerpos (metamorfosis) o de almas (metempsicosis).
Las
Metamorfosis se conforma así
como el único texto épico que, a medida que se desenvuelve, empieza a modificar
el discurso directo para que otros personajes reaccionen y hagan comentarios y
modificaciones sobre las historias que cuentan (al igual que aparece el autor).
Cuando se leen las historias narradas por Ovidio, nos encontramos ante una
serie de filtros que complejizan la estructura. Algunas de las historias que se
cuentan son narradas con perspectivas, puntos de vista u omisiones que al desplazarse a un nuevo narrador toman otra perspectiva
(los mitos, entonces, son manipulados). La complejidad que significa estas
perspectivas múltiples, conllevan una destrucción de la mitología objetiva y de
las historias épicas objetivas. Si en la épica clásica la narración y el discurso
directo se distinguen por medio de varios elementos: la idea que las palabras
que narran los personajes son ciertas (acotaciones) y las fórmulas de apertura
y cierre de las historias (p. ej: las cenas); en Ovidio hay un punto de quiebre
en la evolución de un estilo épico porque no hay una distinción entre las dos
formas narrativas, lo que permite la aparición de un narrador o de una serie de
encajonamientos narrativos que en algunos casos (libro 5) llegan a conformar series
de cinco desplazamientos; lo cual, en la época de Ovidio resultaba una absoluta
novedad. Uno de los casos interesantes es el de Venus, en el libro 10
quien incluso comenta la compleja naturaleza
del tiempo narrativo y de las acciones a las cuales este tiempo se refiere.
Así, la narrativa de Ovidio
no está libre de trazos dejados por una multitud de voces narrativas que se
entretejen en una cadena de relaciones que no siempre son claras. En la
estructura sólo aparecen dos voces claras que enmarcan todo el texto: la
primera es la voz de Ovidio como aquel que recopila las historias y que las
escribe (ese marco le permite armar la estructura temporal final); la segunda
es la voz de Júpiter que es la primera a la que Ovidio le desplaza la narración
y la última que aparece para insertar una voz futura que narra la historia de
los romanos (único momento en que se habla de un tiempo por fuera de la
narración). La aparición de un narrador inicial, no está para normalizar las
convenciones épicas, sino justamente para derribarlas. La obra se presenta como
un reto para el lector dado que este debe renegociar todo el tiempo los niveles narrativos porque
se rompe el contacto entre los niveles narrativos. Así es posible encontrar una
idea de unidad y relevancia, que a medida que avanza en la lectura se cuestiona
y se revisa. Las muchas transformaciones que se encuentran en el texto permiten
contrastar las lecturas que se hacen de los mitos y de la idea de la
metamorfosis; el libro compele a los lectores a reconfigurar constantemente su
relación con el texto lo que en el fondo subraya su cualidad de artefacto (artificio)
literario. Ovidio conecta una serie de historias fabulosas en un marco que
pretende ser histórico
Análisis de algunos libros
específicos:
Libro
1: El libro se inicia con
el prólogo del poeta, el cual se puede conectar con el epílogo. En este epílogo
se pueden observar las referencias a las ciencias naturales y su participación
en la creación del mundo. En esta primera parte la creación del mundo pasa por
las cuatro edades del universo (Caos, oro, plata, bronce), retomando así
algunos de los conceptos de Hesíodo en Teogonía.
A la aparición del hombre y la guerra en la edad de Bronce le sigue la
Gigantomaquia y el primer desplazamiento narrativo: Júpiter, quien habla en
primera persona. En este primer desplazamiento se inicia la confusión temporal
al incluir una alusión a los Césares de Roma, con lo cual Ovidio ya marca el
momento de escritura y la cualidad de obra literaria. A la gigantomaquia le
sigue la narración del diluvio y la posterior salvación de Deucalión. El
segundo segmento de este primer libro se inicia con la inclusión de Cupido y Apolo,
y la conversión de Dafne en el laurel (símbolo romano de la victoria). El libro
termina con la transformación de Io en vaca y el hijo que tiene con Júpiter:
Faetón. En esta parte aparecen alusiones a la música y a la poesía como
elementos primordiales en la vida de los humanos (Pan y la Siringa). En este
primer libro se empiezan a diluir las fronteras entre tiempo primigenio e
histórico. Si bien en la asamblea de los dioses Ovidio está más cerca a Homero,
las historias de amor remiten a lo romano-helenístico. De esta forma, desde el
libro 1 se ve cómo Ovidio abarca cosmos e imperio, muerte e inmortalidad,
música y poesía.
Libro
7: El personaje principal
del libro séptimo es Medea. Después de un largo discurso acerca del amor y de
la imposibilidad de controlar el sentimiento, Medea, enamorada de Jasón,
utiliza la magia para hacer una serie de metamorfosis: lo ayuda a luchar contra
los monstruos y rejuveneció al papá de Jasón. Después Medea se convierte en un
personaje malvado y decide engañar a las hijas de Pelias para que maten a su
padre. Finalmente Medea se casa con Egeo e intenta matar a su hijo: Teseo. Aquí
aparece un salto narrativo en el cual Ovidio une la historia de Medea a la
guerra entre Atenas y Creta (Minos). Al final, Ovidio da un giro narrativo que
aleja al libro de la guerra y cuenta varias historias cortas que desplazan los
tiempos y las voces narrativas, centrados en las tropas que están dispuestas a
luchar: isla de Aegina, Mirmidones, Céfalo, Procris, el perro Lélapo.
Libro
8: El libro ocho retoma
las historias de la guerra de Minos, la cual finaliza por la traición de Scila
hacia su propio pueblo. Esto conlleva el triunfo de Minos y su regreso a casa.
Con el fin de la guerra se abre un nuevo ciclo de mitos: el de Dédalo (el
artista). Este ciclo inicia con la historia de Teseo-Ariadna y el Minotauro,
continúa con la de Dédalo y su sobrina Perdix. Posteriormente, Ovidio abre un
nuevo marco en el cual se cuenta la historia de la caza del jabalí de Calidonia
y la muerte de Melagro y Atalanta. Reaparece entonces Teseo para volver a abrir
un marco de historias entre las que sobresale la aparición de la voz narrativa
de un río (Arqueloo), Celex, Baucis y Filemón. El libro cierra con la mención a
Proteo (el dios de las transformaciones) y abre la posibilidad de los seres que
sufren de múltiples metamorfosis. Algunos críticos señalan este libro como uno
de los centrales de todo el texto, dado que estaría aquí toda la propuesta
poética de Ovidio.
Libro
9: El libro inicia con
Hércules, su lucha con Arqueloo, su muerte por un ardid creado por Dejanira, la
hija de Neso el centauro al que Hércules mató. Así, Hércules muere a causa de
una piel envenenada con hidra, con lo cual ulteriormente sube a las
constelaciones. Aquí se abre un marco en el cual aparece como personaje central
Alcmena, madre de Hércules. En este marco se cuenta la historia de Yola y Dríope;
además se nombra de nuevo a Minos como referente temporal (ya está anciano). Se
entrelazan historias cortas como las de Cauno y Biblis, y aparecen algunos
dioses egipcios (Isis, Anubis). El capítulo (de transición) cierra con dos
tipos de metamorfosis causadas por el amor contra-natura (entre hermanos) y una
metamorfosis de sexo (Isis cambia de mujer a hombre), lo cual se desarrollará
en el siguiente libro.
Libro
12: En este libro se inserta
la guerra de Troya, la cual aparece desde 12-1, hasta 13-662. Al final de este
libro, la muerte de Aquiles divide en dos la narración de la guerra de Troya. El
libro se inicia con el inicio de la guerra de Troya y la muerte de Cione a
manos de Aquiles. Posteriormente se cuenta la historia de Ceneo (de mujer a
hombre). Posterior a esta metamorfosis, se pasa la voz a Néstor quien abre un
marco narrativo en el que cuenta la historia de la lucha de los centauros
contra los hombres. Al terminar esta narración, la guerra de Troya ha terminado
y se produce la muerte de Aquiles a manos de Paris. En la primera parte aparece
Fama para contar la forma en la cual Ovidio considera la creación. Para Ovidio,
el autor puede ocupar uno de tres papeles: el de creador (quien inventa algo
nuevo), el de un garante (quien conserva las antiguas historias y puede
transmitirlas) o un productor (quien retoma las historias antiguas y la renueva
al incluirles algo nuevo).
Libro
13: Este libro se inicia
con la pelea entre Ayax y a Ulises por las armas de Aquiles. En este inicio
cada uno de los personajes representa una cualidad que exalta sobre la
contraria: Ayax la fuerza y Ulises el ingenio. Al final de esta lucha
argumentada, el triunfador es Ulises debido a lo cual Ayax se suicida. La
narración continúa con la descripción de la derrota de Troya y la conversión de
Hécuba en perra. Aparece por primera vez Eneas que viaja a Italia, en este
libro Ovidio conecta la historia de Troya con la historia de Italia. Es el paso
del tiempo mítico al tiempo histórico. Se inicia la conversión en dios de Eneas
que terminará en el siguiente libro (de 13-623 a 14-608). En este libro se
puede ver cómo Ovidio si bien crea lazos con Virgilio, retoma la historia de
Eneas desde otro lugar y se aleja de la visión épica clásica.
Libro
14: En este libro se
sigue el viaje de Eneas. Hay un paso de la historia de Sicilia a la de Italia. Eneas
atraviesa las aventuras de Dido y de los campos elíseos. Se hace un cambio y se
narran los viajes de Ulises y sus aventuras de Odisea (Polifemo, Eolo, Circe, los lestrigones). Después de dos
historias enmarcadas (Pico, Caneta) se narra cómo Eneas llega a Italia y es
convertido en dios (otro tipo de metamorfosis); y se convierte en un culto de
adoración para los latinos. Aquí ya hace un paso mucho más obvio al tiempo
histórico e inicia con la narración casi lineal de los reyes latinos hasta
llegar a Rómulo y Remo. Cuenta Ovidio la historia de Rómulo y Remo y cómo
Rómulo pone la base para la fundación de la ciudad de Roma. Posteriormente
Rómulo es divinizado y consagrado a la ciudad de Roma.
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